Hace algún tiempo dirigí a Antanas Mockus y posteriormente a Paul Bromberg una carta en la cual sugería, como medida de respaldo, un sistema para evitar futuros cortes en el suministro de agua procedente de la represa de Chingaza. Se trataba de instalar paralelamente al túnel una tubería similar a la que transporta el agua de Tibitoc, para poder recibir un flujo menor de agua pero suficiente para mantener el estanque de San Rafael con líquido y evitar racionamientos de agua como el que sufrimos.
Cuando remití mi carta a Mockus, el daño actual de este otro túnel no había sido detectado. Yo pronosticaba que estos derrumbes podrían suceder con consideraciones más graves y de mayor duración que las del túnel de Ventana.
La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) me respondió que los túneles se diseñaron en lugar de tuberías, debido al complejo montañoso por el que debían pasar. De todas formas hay que cuestionarse de qué va a servir la ampliación de Chingaza si el túnel no va a poder transportar el líquido, incluyendo la posibilidad de nuevos derrumbes.
En cuanto a las dificultades del terreno para instalar la tubería, es mejor abrir zanjas en los mismos túneles para insertar las tuberías, aprovechando la facilidad que el trazado de estos proporciona como viaducto.