En su última reunión los acreedores de Gradinsa le dieron un nuevo plazo al gerente de la empresa, Mauricio Lizarralde, para que cristalice alguna de las propuestas del gobierno iraní y varios inversionistas de Bolivia y Colombia que han mostrado interés en comprar la planta.
Aunque el agregado comercial de la embajada del Irán, Majid Salehi, le planteó a Lizarralde la posibilidad de crear una sociedad para trasladar la planta a la República Islámica o de adquirir la totalidad de sus equipos, existe preocupación en algunos miembros de la junta concordataria que afirman que hasta el momento no se ha concretado nada y sólo hay buenas intenciones.
Por su parte, a finales de mayo el gerente de Gradinsa señaló que en Bolivia existen condiciones para trasladar la empresa. El sector agrícola está creciendo en Santa Cruz de la Sierra y la semilla de algodón (materia prima del proceso) no se aprovecha , dijo Lizarralde quien añadió que habría la posibilidad de conformar una sociedad de riesgo compartido bien sea con los iraníes o los bolivianos.
Y mientras se define la suerte de la planta, también existe preocupación entre sus empleados por el pago de la deuda laboral que asciende a 615 millones de pesos. Nos deben cuatro quincenas y ya le dijimos al gerente que no seguiremos trabajando si no se nos garantiza un seguro o protección contra riesgos laborales , señaló Reynel Ospina quien agregó que hasta el viernes anterior la planta estaba paralizada.
Grandinsa le debe cerca de 5.500 millones de pesos a varias entidades financieras entre las que se cuentan Corfinorte, el Banco Ganadero, Banco Popular y Bancoquia.
La apertura económica, la caída en la cosecha algodonera y el contrabando de aceite proveniente de Venezuela y el Ecuador obligaron a que esta procesadora de oleaginosas se declarara en concordato desde mediados de 1995.
Gradinsa le debe a los bancos cerca de 5.500 millones de pesos.