Con el gran sueño de emular a los párrocos con los que trabajó, Abraham Muñoz hizo maletas y se internó en el Seminario Menor de Zipaquirá. Allí terminó su bachillerato e, inmediatamente, se trasladó al Seminario Mayor de Bogotá.
Como la duda lo invadió, decidió tomarse un tiempo para pensar. Dejó el seminario y terminó estudios de filosofía y letras en la Universidad de La Salle de Bogotá. Luego pasó por la facultad de derecho, pero regresó a su verdadera pasión: el sacerdocio.
Por su timidez y exagerada cautela al tratar personas ajenas, quedó petrificado cuando se vio por primera vez frente a su propia parroquia, la de Natividad de Nuestra Señora del barrio San Carlos. Allí duró diez meses hasta que fue trasladado a la de Nuestra Señora de Egipto.
Los innumerables compromisos que le exige su labor de sacerdote le reducen al mínimo sus ratos de esparcimiento. Cuando logra un espacio en su agitado ir y venir, lee filosofía o practica el baloncesto y el fútbol.
Se toma su tiempo para analizar fríamente las situaciones de una nueva amistad y, a veces, exagera y se torna prevenido. Esto, sumado a su timidez, le hace difícil ganarse con rapidez la confianza de sus semejantes.
Según lo marca la historia, la celebración del Seis de Reyes se realiza desde 1653 (por la Ley Emiliani hoy toca el 7). En esta ocasión, el párroco del barrio Egipto lo hará con actos deportivos, misa campal y el auto sacramental en el que se incluye la representación de los reyes magos. Es todo un acontecimiento nacional.