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Más diplomacia, menos decibeles

FEDARA
Es tan cierto como lamentable que la diplomacia en el continente parece hoy
mucho más adepta a los micrófonos que a los conductos regulares. Los decibeles
antes que la prudencia, los dimes y diretes antes que las grandes cuestiones
de Estado, son sus rasgos predominantes.
Y no es un fenómeno nuevo. Basta recordar el "por qué no te callas" del rey
Juan Carlos al fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante la
Cumbre Iberoamericana del 2007, o los capítulos más cercanos al folclor que a
la alta política que se desarrollaron en citas posteriores, como las
celebradas en República Dominicana y Cancún (México).
En el pasado más reciente tenemos los roces entre Uruguay y Argentina por
cuenta del comentario, aunque privado, igual, desobligante, del presidente
Pepe Mujica sobre su colega Cristina Fernández y la pelea de supermercado que
ha tensionado las relaciones entre Perú y Ecuador, que ayer comentábamos y que
tuvo un nuevo desarrollo con el rifirrafe entre el presidente Correa y la
popular presentadora de televisión peruana Laura Bozzo.
En esta antología, Nicolás Maduro ha puesto su buena cuota, en particular en
las últimas semanas. Aun así, su más reciente salida, en la que señaló al
expresidente Álvaro Uribe Vélez como responsable del crimen del periodista
Jhonny González trasciende lo anecdótico y no puede aceptarse.
Que el expresidente Uribe, a su vez, se haya caracterizado por declaraciones y
trinos en caliente que lesionan la dignidad del cargo que ocupó no obsta a la
hora de exigirle al mandatario del vecino país respeto por quien ocupó la
primera magistratura de esta nación.
Las palabras de Maduro no pueden dejarse pasar como una más de sus
altisonantes declaraciones. Debe haber una repuesta. Pero hay que evitar caer
en un estéril contrapunteo. En cambio, la diplomacia, senda por la que ha
optado el Gobierno, ofrece un buen repertorio de mecanismos para tramitar una
inconformidad sin afectar otras esferas del ámbito binacional. Un reclamo,
justo para estos efectos y tratado por los canales de rigor, no tiene por qué
debilitar la relación con Caracas. Todo lo contrario: es una buena manera de
fortalecerla.
editorial@eltiempo.com.co
FEDARA
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