Los antioqueños impulsados por la derrota sufrida en las dos últimas versiones, acumularon 1.330,5 puntos, mientras los rojiblancos que habían pasado por el paladar el sabor de la gloria se quedaron a escasos 4 puntos del triunfador.
Esto fue uno de los hechos que se destacaron en este torneo que no tuvo un escenario propicio para las competencias, pero que al final arrojaron dos récords y cinco marcas nacionales con lo cual la referencia del mismo servirá para la historia de este deporte.
Bogotá y Santander terminaron ubicados en la tercera y cuarta casilla, respectivamente, con 634 unidades; mientras Tolima, quinta, con 420.
Antioquia llegó a esta ciudad con el objetivo de volver a la cima. Ninguno de sus exponentes se durmió y por el contrario, cada uno quería reencontrarse con el éxito.
Y, al final, las diferentes hipótesis que se crearon en cada una de las pruebas quedaron sepultadas por una realidad inamovible: los antioqueños fueron superiores.
No fue fácil. La diferencia en puntos así lo indica.
Gloria Díaz fue la primera en establecer marca nacional y absoluta, en la categoría B mayores, en la prueba de los 100 metros libre al parar el cronómetro en 1m 01s 10c.
El anterior estaba en poder de la también antioqueña Catalina Dangond con 1m 01s 94c. Díaz, también, superó el que tenía Milenka Zazinovick, del Valle, en mayores, con 1m 01s 40s.
El otro récord fue el establecido por el tolimense Carlos Bocanegra en los 1.500 metros juvenil A con un tiempo de 16m 55s 72c. Superó el que tenía Alvaro Rincón, Atlántico, con 16m 59s 28c.
La otra cara Pero el Interligas, más allá de los récords y de los naturales campeones, dejó otras historias dignas de ser contadas.
La delegación de Santander, por ejemplo, que terminó cuarta, dejó huella por lo visto en algunos de sus representantes. Y no podía ser para menos.
La cabeza rapada de algunos santandereanos quedó en la memoria de todos por la forma del corte de cabello que utilizaron para su respectivo bautizo.
El ritual sirvió para la creación de Juan Camilo Rueda, quien utilizó una máquina de peluquería para elaborar en los primíparos peinados con figuras geométricas.
Diego Hernández mostró un ajedrez; Andrés Herrera, una mano; Luis Ortiz exhibió una flecha; Cesar Buitrago, un quiosco con varias terrazas; a David Jiménez el papá lo peló pensando que así cumpliría con el rito, pero su pensamiento estaba lejos que a su hijo le quitarían las cejas; a Mario Ruiz le hicieron un redondel en la corona al mejor estilo de un Franciscano; y Julián Bueno, de Piedecuesta, se paseó con triángulos y rectángulos formados con pelados y algunos mechones de cabello.