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Ante acuerdos aleatorios Acabar actores armados, algo apremiante

LUIOCH
Al acometer algunos apuntes aislados atinentes al acontecer actual, asumiendo
avanzan acuerdos antillanos, advertimos acontece algo alarmante: abundan aún
actores armados accionando alevosos, atacando aldeas apartadas, asediando
alcaldías, aduanas, agencias agrícolas. Articulando ataques abominables
aspiran activarse añorando antiguos alborotos. Aunque avanzan acuerdos
aparecen algunos aguafiestas. Ametralladoras abyectas atacan acribillando
ancianos, aborígenes, aldeanos, agrietando absurdamente actuales ánimos
atemperados.
Antes, aparecían adolescentes ansiando acomodarse a arquetipos aparentemente
auspiciosos. Acudían a áreas agrestes, a altiplanicies andinas, adhiriéndose
aventurados al audaz aparato armado. Asintieron afiliarse aireando ambiciones
altruistas. Al asistir a actos aterradores acabóseles aquel apasionado
alegato, aquella actitud acusadora. Además, advirtiendo alcaloides alrededor,
alejáronse arrepentidos. Atrincherados aspiran a abdicar, acabando azaroso
accionar anochecido.
Antes, acostumbraban alardear aduciendo americanismos acrisolados. Aparecían
angelicales, autodenominándose auténticos apóstoles. Aspiraban a abolir abusos
ancestrales arengando argumentos anticapitalistas, anotando asimetrías
abismales. Ahora, ambicionan acumular activos apetitosos abandonando aquellos
antiguos anhelos anecdóticos. Antes aguardiente antioqueño. Ahora,
aburguesados, aperitivos afrancesados al atardecer.
Al apropiarse áreas agrícolas aledañas, amedrentando arrieros, agricultores,
arrendatarios, agregáronle al agudo accionar armado aspiraciones acumulativas
antisociales, acrecentando alforjas aviesas. Aliáronse adrede a algunos
actores aplicados a aumentar adictos alienándolos, adquiriendo, adinerados,
armamentos a abastecedores apátridas.
Aterricemos: ¿acabar actores armados admite acuerdos, armisticios, amnistías
absolutorias? Antes atacar, atacar, atacar. Álvaro apoyaba acciones
arrasadoras aspirando aniquilarlos. Ahora, antiuribistas aunados admiten
apostarle al apaciguamiento. Aproximar, argumentar, acordar -aducen-
amenguando alvarismos avinagrados.
Antanas, académico aristotélicolituano, activo aunque algo achacoso,
autonombrándose arcángel, aconseja aproximarse a agrupaciones armadas
anunciándoles asesoramientos ascéticos. Aspira a apadrinarlos, abastecerlos
argumentalmente apelando al aserto analógico, analítico, anestésico,
aireándoles aposta asépticas aberturas anales, aquellas anémicas asentaderas
archiconocidas, acudiendo al acostumbrado ardid anatómico, asaz alegórico.
¿Aparecerán avejentadas? Artificio asombroso aunque algo anodino, admirable
aunque abstruso Antanas.
Álvaro, administrador autoritario, aumentó armamentos apertrechándose,
aprovechando apoyos americanos acordó anteriormente Andrés, aventajado
angloparlante. Ahora abandera arreciar acciones apocalípticas. Anda afiebrado
arrastrando adeptos. ¿Aceptar acuerdos? ¿Arrodillarse ante algún alias
agigantado? ¿Amnistiar acciones atroces? ¡Aberrante! arenga abortando al
amanecer abundantes adjetivos atuiterados.
¿Aceptamos acrecentar acciones antiguerrilleras acatando ácidas arengas
alvaristas? Apartémonos ahora. Apostémosle a acabar antiestéticos adversarios.
Acumulemos adioses admirables. Adiós al abuelo amortajado, al atropello
arbitrario, al apuñalamiento atroz, al agro arruinado, al articulista
acribillado, al ataque alevoso, al arriero abandonado, al anfo aterrador.
Adiós al avergonzante ataúd anticipado. Ante apercibidos absurdos atávicos,
aniquilando arrogancias ancestrales, ábranse amplias avenidas al acuerdo.
Absolutamente apremiante.
Mauricio Reyes Posada
LUIOCH
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