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NO LE TEMA A LOS SOPLOS INOCENTES

Imagine el agua que corre por la tubería del acueducto, en forma tranquila, hasta llegar a su casa. Imagine que de repente se le presenta un obstáculo que impide su flujo normal: el agua se vuelve turbulenta, se altera, pero de todas formas recupera su cauce y llega bien a su destino.

Esto mismo puede suceder con el paso de la sangre por el corazón: se puede presentar una turbulencia o desorganización en alguna parte. Y es cuando se habla de un soplo.
El soplo del corazón puede ser inocente o puede deberse a una enfermedad patológica de fondo , dice el doctor Gabriel Díaz, cardiólogo pediatra de la Fundación Santa Fe, y de la Universidad Nacional.
Si a su niño le diagnostican un soplo inocente, quiere decir que las turbulencias son normales y que no afectan para nada su vida. Simplemente se detectan más porque las paredes del tórax, en los niños, son más delgadas y dejan pasar hasta el menor sonido.
El corazón es una bomba, y la sangre que pasa a través de esta bomba produce un ruido que se puede escuchar con un estetoscopio. Un gran porcentaje de niños sanos tiene estos soplos. Cuando el corazón late más aprisa, como en casos de anemia, fiebre o excitación, el soplo naturalmente será más audible, pero aún así no es anormal , explica el doctor Alberto García, cardiólogo pediatra de la Fundación Cardio Infantil.
Pese a esto, los padres suelen sentir temor y ansiedad ante este diagnóstico.
Existe una rara mentalidad frente a los soplos cardiacos. Suele creerse erróneamente que la persona que tiene un soplo padece un problema grave en el corazón. También se cree que un soplo es un hueco en alguna parte del corazón o que se presenta o aparece después de un susto , dice Díaz.
No es así. Si el diagnóstico es soplo inocente , no hay nada que temer. Situación diferente es cuando hay un soplo patológico, es decir, cuando corresponde a una irregularidad, una malformación o una enfermedad del corazón. Entonces sí se requiere tratamiento y hasta cirugía.
Pero esto no es lo frecuente. Según García, la inmensa mayoría de los niños tiene un soplo y ocho de cada diez se detectan al ser examinados por el pediatra, aunque eso no significa que este grupo sufra del corazón. Solo ocho de cada mil niños nacidos tienen enfermedad cardiaca.
Completo estudio
El pediatra suele ser el primero en detectar que un niño tiene un soplo y en hacer la remisión al cardiólogo pediatra.
Mediante un estudio llamado ecocardiograma con dopler a color; complementado con un electrocardiograma y una radiografía de tórax, se observa completamente el funcionamiento del corazón. Hasta el más mínimo detalle.
Si el soplo es inocente, conocido también como soplo funcional, de Still, vibratorio venoso o pulmonar, no hay por qué alarmarse.
Muchos soplos inocentes desaparecen cuando el niño crece, tiene más musculatura y grasa encima y ya no se escucha, con el examen médico, esa turbulencia. Otros permanecen toda la vida sin representar ninguna molestia o problema en el desarrollo y crecimiento de un niño.
Así, aunque se requiere una valoración cardiológica para estudiar y saber realmente de qué tipo de soplo se trata, no hay motivo de preocupación cuando el diagnóstico sea: inocente.
Sin limitaciones
Si a su niño le diagnosticaron un soplo inocente, tenga en cuenta que él está sano y por lo tanto debe y puede llevar una vida normal.
Lo importante es saber a tiempo qué clase de soplo tiene y para ello siga estos consejos:
- No olvide llevarlo a sus controles con el pediatra y, si le remiten, visite al cardiólogo pediatra.
- Siga las instrucciones de sus médicos.
- Si el diagnóstico es de soplo inocente, no sobreproteja al niño.
- Puesto que su corazón es normal, no presentará síntomas cardiacos, no padecerá dolor de pecho, dificultad con la respiración, resfriados frecuentes ni problemas de crecimiento debidos a su corazón. Tendrá algunas molestias, pero por otras causas.
- El niño puede jugar y hacer educación física. Puede viajar, pasear y divertirse como todo niño de su edad.
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