ATRACO CON BICICLETA ARMADA:

El ladrón, descrito como un señor maduro de unos 50 años o más, entró con tranquilidad en una sucursal del Banco de Nápoles con una pistola, probablemente de plástico, que no fue descubierta por el detector de metales, y se dirigió hacia el despacho del director.

Todo el dinero en metálico que se encontraba en ese momento en el banco (unos 53.000 dólares) fue introducido en una bolsa con la que el atracador salió a toda prisa del banco.

Los empleados dieron la alarma con la esperanza de que el ladrón quedara atrapado en uno de los atascos de tráfico habituales en las calles de la zona y pudiera ser detenido por la policía. Pero la sorpresa fue general: el atracador montó en una bicicleta aparcada a la entrada del banco y botín en mano comenzó a pedalear sorteando los automóviles hasta desaparecer de la impotente mirada de los testigos.