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CURADORES DE NAVES

Esta es música para los oídos de un mecánico, dice Dave Peterson, mientras hace girar con entusiasmo un cojinete de bolas, corroído y cubierto de aceite y mugre. Peterson goza con esto. Este cojinete le sirve al motor Rolls Royce de un Hawker Hurricane de la Segunda Guerra Mundial, un avión británico de combate del tipo que se utilizó en la batalla Inglaterra, verdadero puntal de la Real Fuerza Aérea en ese entonces. Bajo la dirección de Peterson, el avión estará completamente restaurado al cabo de 15.000 horas de trabajo.

HOLLY HAYNES
Peterson es uno de los 15 técnicos en restauración del taller Paul E. Garber del Museo Nacional para el Aire y el Espacio, que rescata para la gloria objetos tales como el Hawker Hurricane.
El trabajo no se limita a los aviones. Los técnicos y obreros de las instalaciones Garber uno de los 14 depósitos que guarda la reserva del museo de más de 27.000 artefactos aeroespaciales, también restauran objetos tales como satélites, sondas y cohetes, típicos de la era espacial.
El taller se llama así por el historiador emérito Paul E. Garber, quien ayudó a adquirir buena parte de la colección aeronáutica de la Institución Smithsoniana, durante los 71 años de su carrera. Está situado a seis millas del Museo para el Aire y el Espacio, en Suitland (Maryland).
Con un toque de magia, y mucho trabajo, el taller preserva la tecnología asociada a cada artefacto. Cada proyecto es único. Algunos aparatos no necesitan sino limpieza, pero otros requieren restauración total, hasta la última tuerca y el más insignificante tornillo.
Sustituir partes es el último recurso, prosigue. Pero cuando se hace necesario, se forjan réplicas. El propósito es que el objeto dure por lo menos 200 años en el museo.
Sobre todo, se trata de devolver al artefacto (motor, avión, vehículo espacial) su condición original. La conservación también implica preservación. Los técnicos de Garber salvan la historia de la ciencia del aire y el espacio con la preservación de todos los elementos originales: pintura, tela, o partes mecánicas. Dejarlos como nuevos
La preservación se ha hecho más factible en los últimos años con el descubrimiento de nuevas técnicas y productos, y con el refinamiento de los antiguos procedimientos. El trabajo, dice Horigan, a menudo implica dejar un objeto en la condición en que fue encontrado, aplicándole métodos de preservación para evitar que se siga deteriorando .
Además, Horigan, veterano de 19 años en restauración, señala que los miembros de su equipo de trabajo tienen que familiarizarse con las más novedosas y exóticas aleaciones, de metales y de otros elementos, especialmente cuando se trata de preservar y restaurar vehículos espaciales.
Entre los proyectos de restauración del taller, figuran un arado 234 alemán de la Segunda Guerra Mundial, primer bombardero a reacción del mundo; el Enola Gay, que dejó caer la bomba atómica sobre Hiroshima, en 1945; una versión alterna de la sonda espacial Mariner 10; un modelo de prueba del telescopio espacial Hubble y otro de un satélite de los años, utilizado para enviar información sobre educación y salud a lugares remotos de la tierra.
Así como el tipo de trabajo ha cambiado en los veinte años de existencia del taller, también se ha renovado el personal, afirma Horigan. Al comienzo, los técnicos eran, en su mayoría, mecánicos licenciados. Hoy, el taller está a cargo de Peterson, con licenciatura en inglés; de Anne McCombs, ingeniera mecánica y única mujer del equipo técnico; de Mat Nazzaro, soplador de vidrio; y de Bayne Rector, quien está a punto de obtener el título de químico.
Aunque muchos de los técnicos son pilotos algunos son dueños de aviones, todos comparten la afición por la maquinaria y el deleite de hacer que las cosas funcionen.
Preservar y restaurar en Garber implica el trabajo en equipo del personal administrativo, que incluye a los técnicos en restauración, y de los curadores del museo. Estos deciden qué debe restaurarse o preservarse, y bajo qué patrones.
Si el curador no tiene la comprensión técnica del tiempo y los procedimientos que se requieren para determinado trabajo, se hacen reuniones semanales con los técnicos y se revisan los proyectos, dice Robert Mikesh, ex curador del museo. Como ejemplo del procedimiento adoptado, cita el trabajo de Nazzaro y del veterano mecánico Charlie Parmley con el HS-293, misil alemán teleguiado, que se utilizó para destruir barcos aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
Los dos hombres gastaron dos meses más de lo previsto para restaurar la ojiva, por obra de la corrosión y por faltar ciertas partes. El arma desechable resultó mucho mejor construida, y más avanzada técnicamente, de lo que se esperaba. Esto demandó, para la labor de restauración, un delicado y prolijo trabajo manual. Técnicas modernas
Una novedosa técnica de restauración, utilizada por Nazzaro y Parmley para acelerar el trabajo, fue la del baño ultrasónico, una tina de acero inoxidable, de tres galones, llena de agua. Ondas sonoras ultrasónicas, transmitidas a través del agua, provocan vibraciones lo suficientemente fuertes para remover el polvo y la mugre de objetos sumergidos en la tina el misil en este caso: esto permite limpiar partes muy intrincadas y complejas, sin desarmarlas del todo.
Cuando hay que desbaratar un artefacto familiar problema para los mecánicos automoviliarios en los fines de semana, dibujos exactos y videograbaciones resultan muy útiles para la labor de rearme o reajuste. La videograbación le da al técnico la visión precisa de la forma como algo se removió, semanas o meses antes.
Por su tamaño, un modelo de prueba del telescopio espacial Hubble, ahora en exhibición en el Salón Espacial del museo, exigió 10 meses para su ensamble. El modelo tiene 15 pies de diámetro y 43 pies de alto. El verdadero telescopio fue lanzado a bordo de una lanzadora espacial en 1990. Este modelo de prueba es una buena muestra del que probablemente será uno de los más importantes instrumentos científicos enviados al espacio, dice Joseph Tatarewicz, curador de ciencia espacial en el museo.
El significado de la mayoría de los artefactos humanos que se encuentran en los museos, pertenecen al pasado. Sin embargo, ciertos objetos eluden esta perspectiva. Los íconos de la era atómica son objetos de ese tipo.
Otro producto nuevo, la cera sonora R-2000, de la era espacial, preservará la pintura y las señales del Enola Gay. Los historiadores del museo, según Horigan, querían remover los grafitos estampados sobre la nariz del avión. En el pasado, marcas así se quitaban con chorro de arena. Para conservar la pintura original y cubrir los grafitos, se aplicó la cera al área de la nariz: luego se repintó. Si futuros historiadores quieren ver la pintura original, basta con que apliquen calor, como el de un secador para el pelo, y la pintura superficial se borrará, dejando ver la original.
Tal vez el problema más difícil con que se ha tropezado en la sección de química del taller, es la corrosión de los metales, especialmente de las exóticas aleaciones que se utilizan para construir navíos espaciales. Estos, por supuesto, están diseñados para un medio carente de humedad que inicie el proceso corrosivo, ocurrencia natural cuando dos metales se juntan. Hay que contar, entonces, con la humedad cuando se restaure o preserve un objeto de estos.
Todavía es un misterio cómo se corroen metales y, en consecuencia, cómo se elimina y previene la corrosión dice Rector. Siempre estamos ensayando algo nuevo . Lin Ezell, ayudante del director de colecciones, espera contratar, dentro de poco, a un conservador: esta es la persona que, tradicionalmente, se ocupa de pintura, mobiliario y decoración.
Necesitamos a alguien a quien no le importe enmugrarse y tener que trabajar con aviones y navíos espaciales . Ejemplo de los problemas que afrontará el conservador es una gran colección de llantas para avión. Los administradores, dice Ezell, necesitan persuadirse de que están bien almacenadas, de la preservación del caucho y de los problemas que su vecindad pueden ocasionar a los aros metálicos.
El que los artefactos sean nuevos , no implica que no requieran conservación. Precisamente porque son nuevos, no se sabe lo que pueda ocurrirles. Traduccion: Luis E. Guarin.
HOLLY HAYNES
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