Si quiere creer en el amor, en la amistad, en la lucha de un hombre al que se le presentan mil obstáculos en cada esquina pero que nunca pierde las esperanzas, Jerry Maguire, Amor y desafío, es una película que le hará recuperar la fe perdida en el mundo y en lo bueno que, aunque escondido, todavía brilla tenuemente por ahí.
Por:REDACCION EL TIEMPO
07 de marzo 1997 , 12:00 a. m.
Jerry, interpretado por Tom Cruise, es un agente deportivo que decide proponer a los directivos de la agencia para la cual trabaja que deberían preocuparse más por la gente y no por el dinero, que lo importante es la calidad y el calor humano y no la cantidad y los contratos millonarios. Por supuesto lo despiden.
Inicia aquí toda la lucha de este hombre idealista por triunfar y hacer triunfar a los dos jugadores de fútbol americano que se solidarizan con él y creen en su discurso y en sus convicciones.
Sin embargo, el jugador que más opciones tenía, el más atractivo para hacer dinero con él, el que podría garantizar un buen futuro, lo abandona y Jerry queda con el odioso, el mal jugador, el que regalado es caro. Juntos emprenden una empresa por la que nadie apostaría un peso.
Pero como el cine es para eso, para que en la pantalla realicen otros los deseos que en el diario trajinar nos reprimimos, esta pareja logra resucitar de las cenizas y poco a poco levantan la cabeza con su empeño y tesón, con sus ganas.
Ellos solos le demuestran a la gran burocracia del deporte estadounidense que lo importante es la calidad humana, la amistad, la honestidad. Que después vendrán los contratos millonarios.
Bueno, en el cine. Nosotros saldremos cuando se enciendan las luces y el sueño no existirá sino hasta la próxima función.