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GUERRA ES GUERRA

Para el militar, la guerra es un oficio. Para el fabricante de armas, un negocio. Para el estudiante, un medio. Para el escritor, un tema. Para la población, una tragedia y para los musulmanes, es decir, para los seguidores de Mahoma, una manera segura de llegar al cielo. Al cielo oriental que es, valga la verdad, mucho más atractivo que el occidental. El edén de los mahometanos parece sacado de las mejores páginas de Las Mil y una Noches: hetairas, cortesanas surtidas, odaliscas perfumadas, música de arpas, pebeteros y salas de masajes. El cielo de la Biblia es espiritual y el del Corán sensual. Tendrá algo qué ver el clima con estas cosas? Los musulmanes, de todos modos, han diseñado un paraíso de tierra caliente. Que si se compara con el desierto, resulta un lugar eminentemente apetecible. Lo cual explica que Irán e Irak hubieran librado, durante ocho años, una guerra inútil que les costó un millón de bajas, fuera de los camellos.

JUAN JOSE SAAVEDRA
La fuerza bruta, como su nombre lo indica, es un argumento de brutos o para brutos, pero si los conflictos entre las naciones tienen que resolverse mediante ella, lo razonable es emplear la menor cantidad posible. Cuenta el profeta Samuel, a propósito, que hace mucho tiempo los judíos y los filisteos se encontraron en plan de batalla en Efes- Damim, entre Soco y Azeca, a mano izquierda. Estaban los dos ejércitos preparándose para el combate, cuando de pronto un guerrero filisteo, Goliat, se paró frente a los escuadrones enemigos y les gritó: Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él me venciere, nosotros seremos vuestros siervos, y si yo lo venciere, vosotros nos serviréis . De aspecto formidable, medía seis codos y un palmo de estatura. Los israelitas se turbaron y tuvieron gran miedo, pero un joven pastor de ovejas, de nombre David, resolvió aceptar el reto. Todos sabemos lo que pasó después y los expertos en lanzamiento de piedras de la Universidad Nacional han llegado a la conclusión de que el proyectil bíblico debió alcanzar una velocidad de mala noticia, si se considera que se incrustó en la frente de Goliat. (Con el paso del tiempo, no solamente las hondas sino también las kawasakis producirían numerosas defunciones).
La cultura del siglo XX debería aprovechar este pasaje del Antiguo Testamento e inventar un procedimiento breve y sumario para definir las disputas internacionales. Los mandatarios de los respectivos países, por ejemplo, acompañados de sus generales, serían los encargados de batirse, fórmula salomónica que disminuiría radicalmente los conflictos. Por qué no aplicarle un procedimiento similar al Golfo Pérsico?
JUAN JOSE SAAVEDRA
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