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La escuela de sicarios en el Meta

En octubre de 2010, Alfonso, un joven de 16 años, oriundo de San Martín (Meta), aclaró el misterio que rodeaba la desaparición de algunos menores en ese departamento.

Redacción El Tiempo
El muchacho le dijo a la Policía que temía por su vida porque se le acababa de
volar a un grupo armado que lo iba a llevar a Pueblo Seco, una vereda de
Mapiripán, a recibir entrenamiento militar para ingresar a la banda criminal
de la organización del abatido alias 'Cuchillo'.
Según narró, una decena de menores fueron embarcados en San Martín en una
camioneta de alta gama para llevarlos a la escuela de los 'paras'.
"Nos hicieron una oferta y una amenaza: 700 mil pesos al mes y si no
aceptábamos, nos mataban", dijo Alfonso en presencia de la Policía y de
miembros de agencias de Derechos Humanos que ya denunciaron el caso ante la
Fiscalía.
Dijo que en el lugar en donde los estaban concentrando, antes del traslado a
Pueblo Seco, había al menos 80 muchachos: "Nos levantaban a las 3:30 de la
mañana, nos enseñaron a formarnos en herradura y en ye. El segundo módulo era
en Pueblo Seco en donde nos iban a enseñar a disparar y, luego, nos
repartirían en diferentes pueblos".
Ante la gravedad de la confesión, se dispuso que Alfonso fuera protegido. Pero
días antes, fue citado en las afueras del pueblo por un compañero y su cuerpo
apareció en un molino, vía Granada, degollado y con la cabeza lapidada.
Ese no es el único testimonio que tienen las autoridades sobre la existencia
de esta escuela cuyo funcionamiento está a punto de generar un informe de
riesgo por parte de la Defensoría del Pueblo.
De hecho, la ubicación que dan del lugar coincide con las coordenadas de la
escuela donde alias 'don Mario' y Miguel Arroyave entrenaron a decenas de
combatientes del Bloque Centauros de las Autodefensas. EL TIEMPO visitó ese
lugar en mayo de 2004 y todo indica que la escuela de formación de 'paras' no
desapareció y que sólo se trató de un cambio de cabecillas.
'No volví a saber de él'
La madre de uno de los menores reclutados cuenta, entre sollozos, cómo un día
de junio su hijo, de 17 años, madrugó, se lavó la cara, salió de la casa y
nunca más volvió.
"Dos semanas después me llamó y me dijo que estaba en Pueblo Seco, que no me
imaginaba en qué se había metido. Lo oí desilusionado. Me dijo que se iba a
regresar y que al otro día me contaba todo. En ese momento oí que le quitaron
el teléfono. No volví a saber de él", le dijo la mujer a EL TIEMPO y agregó
que desde entonces inició sus propias indagaciones para ubicarlo.
Compañeros del colegio le admitieron que un grupo de hombres les ofreció
1'500.000 pesos al mes para trabajar en fincas del Vichada y que él había sido
uno de los reclutados.
"Les dijeron que iban a sembrar pasto y a tumbar monte. Puse la denuncia en la
Fiscalía, pero dicen que no tienen pistas", explicó la mujer. Tal como pasó
con la familia de Alfonso, ella tuvo que salir de San Martín por amenazas.
Al respecto, el coronel Juan Carlos Pinzón, comandante de la Policía del Meta,
admitió que les han llegado denuncias sobre la existencia de este tipo de
escuelas que funcionan en lotes abandonados y a las que califica de rústicas y
móviles (ver recuadro).
Lo concreto es que las madres de los menores desaparecidos dicen estar
dispuesta a ir a Pueblo Seco a averiguar en dónde están sus hijos.
u.investigativa@eltiempo.com-co
‘Los estamos persiguiendo’: Policía
El coronel Juan Carlos Pinzón, comandante de la Policía del Meta, admitió que han recibido
denuncias sobre las llamadas escuelas de las Bacrim y que en todos los casos se han
perseguido. “No tienen la infraestructura de las de la Fuerza Pública. Son móviles y
usan tierras abandonadas y alejadas. Las prácticas las hacen de manera rústica”. Y agregó que
en los últimos 4 años, la Policía ha golpeado con fuerza la estructura de la banda Erpac, no
sólo con la muerte de alias ‘Cuchillo’, sino con tres grandes operaciones en las que han
capturado a más de 200 miembros de esa banda.
LOPJUA
Redacción El Tiempo
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