Por este río ya no navegan grandes embarcaciones con capacidad de hasta cien toneladas sino pequeñas y ligeras naves.
Las regiones cordobesas ribereñas se debaten en un mar de necesidades. Desde Mutatá, en el sector más alto del San Jorge la pobreza absoluta de sus habitantes es evidente.
En un reciente recorrido coordinado por la Corporación Autónoma para los valles de los ríos Sinú y San Jorge (CVS), se observó gran cantidad de contrastes, entre la prosperidad y deterioro de la naturaleza.
Sergio Rubio Rhenals, de la Oficina de Educación Ambiental de la CVS, dice que de acuerdo con estudios realizados en este importante río, de no tomarse las medidas inmediatas se pueden presentar graves trastornos que afectarían incluso a sus afluentes, Uré y San Pedro.
Los problemas a los que se refiere el funcionario comienza por la tenencia de la tierra (grandes fincas), desde el mismo sitio de nacimiento del San Jorge. Esto origina el mal uso del suelo y por ello el río no está acompañado en su contorno de las mejores condiciones para su viaje.
La problemática se puede apreciar a partir de Puerto Libertador, donde comienzan a verse las haciendas, pero la situación se torna más difícil a partir de Puerto Nuevo con la grave erosión de los predios que se ven turnados con grandes playas de arena y sedimento a lo largo del río.
La tala y búsqueda de oro Sergio Rubio Rhenals también se refirió a la tala irracional sobre todo en zonas ribereñas, ocasionando con ello derrubias permanentes que conllevan a la contaminación del agua y a la sedimentación de las ciénagas y los lechos de los ríos.
Puerto Belén, antigua zona arrocera y maderera que fue abandonada a raíz de los brotes de violencia que azotaron a esta zona en la década de los 80, es una región totalmente deforestada en donde ahora sus habitantes luchan para vivir de la explotación aurífera.
Manifestó su preocupación por la utilización de grandes maquinarias para la extracción del oro dentro de las aguas, lo cual trae la inevitablemente contaminación.
Desde Puerto López la explotación del metal es tradicional, en especial en terrenos ocupados por el cabildo indígena Emberá Katios, que utilizan bateas y matracas.
Pero al salir del estrecho de Angostura se aprecian unas veinte dragas que sedimentan el río y que día noche trabajan en busca del oro, hasta llegar a Pica Pica, antiguo puerto fluvial que hoy no se utiliza debido a que la actividad afecta su cauce.
El estudio de la CVS determinó que el San Jorge y sus afluentes están disminuyendo sus cauces, por ello se lanzó un SOS al Gobierno nacional.
De Montelíbano al sur De Montelíbano, Buenavista y Ayapel hacia abajo, el río Sinú entra en su parte cenagosa y las grandes fincas se han dedicado a secar las ciénagas con el propósito de ganar más tierras para el alimento de sus ganados.
Las ciénagas más afectadas son: El Rodeo, Los Zambos, Las Conchas, Atascoso y Palo Alto. La sedimentación es avanzada y en algunas haciendas las están canalizando y construyendo camellones que impiden el intercambio natural de aguas con el río. El caño Grande está en una situación lamentable y fauna y flora han resultado afectadas.