¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

¡Que vivan (y protesten) los estudiantes!

DANIEL SAMPER PIZANO
Informa la prensa que los estudiantes están indignados. Gritan en el centro de
Londres, acampan en las plazas de Madrid, sostienen una prolongada huelga en
Chile y se toman las calles de Colombia. Millones de personas padecen las
secuelas de la crisis económica provocada por el codicioso y poco vigilado
sistema prestamista. Para paliar los abusos del capitalismo financiero,
algunos gobiernos intentan recortar presupuestos y privatizar la educación. La
nueva fórmula es que los alumnos y sus familias contraigan créditos para
pagarse los estudios y acaben endeudados... con las mismas empresas que nos
hundieron en la penuria. ¡Cómo no van a estar indignados los estudiantes!
La ministra de Educación, María Fernanda Campo, no entiende a los estudiantes
y amenaza con imponer a la fuerza la Ley 30, vehículo de una plutocrática
reforma educativa. Ella -dice su biografía oficial- proviene de "el sector
financiero y la banca de inversión"; es experta en competitividad empresarial
y fue presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, títulos poco alentadores
para ejercer un cargo que exige un sustancioso fundamento humanista. ¡Cómo va
a entender a los estudiantes!
Educar a niños, jóvenes y profesionales no es como ensamblar carros ni cuadrar
el balance contable de fin de año. El que no capte que en la educación se
juegan derechos esenciales del ciudadano no podrá ofrecer soluciones sino
números. Para la ministra, lamentablemente, el problema es cuestión de "sumas
y restas", como bien dice la congresista del Partido Verde Ángela María
Robledo.
Lo malo no es que la reforma educativa haya lanzado a los estudiantes a la
calle. Eso es lo bueno, según explicaré más adelante. Lo malo es la reforma,
su origen ajeno a consensos y la manera como se ha vendido, a través -dicen
los profesores de filosofía de la U. del Valle- de "campañas de desinformación
que desorientan a la opinión pública, con el propósito de legitimar una
propuesta que no recoge los análisis, la discusión y los criterios elaborados
por los diversos estamentos de la universidad pública."
Nadie debe extrañarse de que los estudiantes y los defensores del medio
ambiente, enardecidos estos por el fantasma de superhoteles en parques
nacionales, marchen a la vanguardia de la indignación en Colombia. Desde los
tiempos de la independencia, las aulas han sido semillero de protestas,
termómetro de males sociales. Los estudiantes ayudaron con su sangre a
liquidar la hegemonía conservadora en 1930 y la dictadura de Rojas Pinilla en
1957. Una década más tarde, sus denuncias contra la atonía social del Frente
Nacional eran plenamente razonables, pero las ensuciaron y desvirtuaron al
acudir a la violencia. Tras una larga pausa, que coincide con la implantación
y fracaso del modelo neoliberal en nuestro país, los estudiantes regresan
ahora a las avenidas. A diferencia de sus padres, que tiraban piedras y
consignas en los años 60 luchando por una sociedad más justa, sus inquietudes
se circunscriben por lo pronto al ámbito educativo.
Las protestas han tenido éxito. El Gobierno suavizó la inicial intemperancia
de la doctora Campo y ahora tanto el presidente como el ministro del Interior
proponen a los estudiantes un diálogo sobre la Ley 30 a cambio de que regresen
a clases. Mi modesta opinión es que se trata del segundo triunfo del
movimiento (el primero fue mantenerse alejado de la violencia) y que ofrece
una oportunidad que vale la pena aprovechar.
ESQUIRLA. La campaña contra la posibilidad de un superhotel en el Tayrona
destapó una caja de Pandora donde hay ricos propietarios con licencias
fraudulentas, como lo denunció el presidente Santos, y ex funcionarios
vinculados a proyectos dudosos. Pero también alarmas infundadas. Me asegura la
directora de Parques Nacionales que la obra que se adelanta en Bahía Concha no
es un hotel sino un conjunto de sencillas cabañas de madera que acatan las
normas de turismo ecológico dictadas para los parques. cambalache@mail.ddnet.
es
EDISAR
DANIEL SAMPER PIZANO
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO