Alfredo Oñoro Roa, director regional de la Federación de Cultivadores de Cereales (Fenalce), asegura que el caupí tiene una gran capacidad de adaptación, y un ciclo corto de producción, lo que hace su cultivo potencialmente rentable entre los agricultores.
Incluso cuando no logra prender, el caupí tiene propiedades fabulosas que sirven para la reposición del suelo, pues la semilla se incorpora a la tierra y la nitrifica. Es, según los entendidos, el mejor abono verde que existe.
Para esta primera etapa en el Atlántico se está trabajando con pequeños cultivadores, para llegar a superar las 900 kilos por hectárea que hasta ahora se están produciendo. Lo importante es que vean cómo se cultiva y comprueben lo rentable que es.
La zona preferida por los frijoleros es la ribereña, y generalmente se siembra a finales de octubre para que el fríjol germine con las últimas lluvias y poder sacarlo entre diciembre y enero.
Con el aumento en el número de cultivos no sólo se beneficiarán los agricultores, sino los consumidores finales, quienes por el incremento de la oferta verán descender los precios.
En Bolívar, el experimento se hizo dentro del Distrito de Riego como alternativa, pero en zonas ribereñas se está usando un material criollo mejorado que está produciendo, a juicio del director de Fenalce, buenos rendimientos.
El procedimiento está siendo trabajado fundamentalmente con pequeños agricultores, quienes poseen unas maquinitas descascaradoras muy prácticas que facilitan el trabajo.