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Guanacaste, el destino chic de Costa Rica

Tamarindo (Costa Rica)*. Una de las primeras cosas que llaman la atención al aterrizar en el aeropuerto Daniel Oduber, de Liberia, cerca de la frontera que separa a Costa Rica de Nicaragua, es la cantidad de jets privados.

Al final de la pista, frente a un galpón sin paredes que sirve de aduana
provisional (la nueva terminal estará lista en octubre), hierven los fuselajes
de Gulfstreams y Bombardiers, mientras sus afortunados propietarios matan el
tiempo en alguno de los resorts de la zona.
Liberia es la capital de Guanacaste, la segunda provincia más grande de la
pequeña Costa Rica. Esta es una región calurosa y seca, rica en ganadería y en
mulatos sonrientes, tan distintos en su fisonomía de los josefinos (oriundos
de San José, la capital).
En uno de esos aviones llegaron el mes pasado Fergie, cantante de los Black
Eyed Peas, y su esposo, el actor Josh Duhamel (Transformers), quienes
alborotaron el exclusivo complejo vacacional Hacienda Pinilla.
Por el aeropuerto de Liberia están entrando más de 1.000 turistas diarios, en
promedio, 27 por ciento más que en el 2010. El número de aerolíneas que vuelan
allí alcanza la docena, incluida Avianca-Taca, que este año inauguró la ruta
Bogotá-San Salvador-Liberia, lo que facilitó el acceso de los colombianos a
este destino turístico. Se espera que antes del 2011 lleguen también JetBlue y
Air Berlín.
¿Cuál es el secreto del éxito de Guanacaste? En primer lugar, su clima seco,
con cielos azules y altas temperaturas casi todo el año, que contrasta con la
humedad de buena parte del país. Quizás como en ninguna otra provincia, allí
se ha alcanzado un atractivo balance entre la exuberancia natural que ha hecho
famosa a Costa Rica y el confort de un destino de sol y playa de clase
mundial, como Cancún, en México, o las Bahamas.
De eso dan fe las cadenas hoteleras más prestigiosas, que alrededor de sus
playas rubias y su mar cristalino -muy distintos al Pacífico que disfrutamos
los colombianos- han levantado los únicos Four Seasons y JW Marriott de
Centroamérica. Y dentro de poco se les sumará el primer hotel Bulgari (la
exclusiva joyería italiana) del continente americano.
Los planes en esos establecimientos están a la altura de sus pergaminos y de
sus tarifas. El rey, sin lugar a dudas, es el spa. En cómodas salas o en
frescas 'palapas' (estructuras de madera con techo de palma seca),
guanacastecos y guanacastecas de manos prodigiosas les revelan a sus clientes
partes de su cuerpo que no sabían que existían. Algunos, como Marsenett, una
morena menuda pero maciza, llegan al extremo de treparse sobre sus clientes
para masajearles la espalda con sus codos y rodillas.
Si después de someterse a ese reparador ritual le quedan ganas de hacer algo
diferente a comer en alguno de los restaurantes de cinco tenedores, las
opciones abarcan desde campos de golf de 18 hoyos hasta recorridos a caballo o
en 'cuatrimoto', pasando por clases de buceo.
También, los clásicos costarricenses: visitar una granja de mariposas, caminar
por senderos ecológicos o desplazarse hasta el volcán Rincón de la Vieja, a
hora y media de Tamarindo, para bañarse en sus piscinas de lodo caliente o de
aguas termales.
Haga lo que haga, si algún lugareño le pregunta cómo lo está pasando, recuerde
responder en el lenguaje local: ¡Pura vida!
berbej@eltiempo.com
* Por invitación de Marriott
Tamarindo, de pueblo pesquero a meca para los surfistas
Cuando se canse del turismo cinco estrellas, el destino es Tamarindo
('Tamagringo' le dicen los ticos, por la afluencia de extranjeros), a hora y
media de Liberia. Se trata de un pequeño pueblo levantado en función del mar,
con locales rústicos y agradables donde tomarse una cerveza helada (la Bavaria
negra es excelente). Las poderosas olas del Pacífico convirtieron a este
poblado de pescadores en una meca del surf. De hecho, muy cerca de allí, en
Playa Hermosa, se celebró el mundial de este deporte, en el 2009.
Por unos 50 dólares, es posible aprender los trucos básicos para mantenerse en
pie sobre una tabla. Si sufre de la espalda o de las rodillas, o le tiene
miedo a tragar agua, intente mejor el kayak o el 'jet ski'.
ANDRUI
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