Esa iniciativa, como otras, olvida que el problema no es de los puentes , sino de la cantidad de festivos que desde hace años ha tenido el país... La calentura no está en las sábanas .
Colombia es uno de los países con más celebraciones religiosas y fiestas patrias: 18 al año, mientras que tiene 15 días de vacaciones. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda 18.
La cifra de festivos que tiene el país sólo la iguala Puerto Rico y es superior frente a 15 días en México, 12 en España y Argentina, diez en Venezuela y Costa Rica, nueve en Brasil y Estados Unidos y siete en Bolivia. El pecado Emiliani Antes de aprobar la ley, la polémica se centraba en la cantidad de festivos, que se celebraban cuando cayeran , así partieran la semana laboral.
El primer proyecto se aprobó en 1982, pero fue vetado por el entonces presidente Belisario Betancur. La razón? Aumentaba los días de descanso y no había consultado a la Iglesia para mover fiestas religiosas.
A mediados de 1983, la Conferencia Episcopal eliminó varias y sobre otras dijo que no serían fiestas de guardar . Con esa bendición se aprobó la propuesta de Raimundo Emiliani Román, y empezó a regir como Ley 51 de 1983 con el primer puente de Reyes , al año siguiente.
El gran pecado de la nueva norma fue aumentar los días de descanso en uno, dos y hasta tres por año, por el caprichoso movimiento del calendario.
Antes, cuando un festivo caía en sábado o domingo, simplemente se perdía . Y eso no volvió a suceder porque diez se trasladaron a lunes. En 1987, fueron 11 puentes; en el 88, diez; el año pasado 12, y este año, diez.
Los días que se aumentan son, teóricamente, los que pierde la economía. Con un Producto Interno Bruto (PIB) de 40.000 millones de dólares se puede deducir que se dejaría de generar una riqueza de 55.000 millones de pesos por día.
Pero es una pérdida parcial, porque, por ejemplo, en el sector agropecuario no operan los puentes; los servicios de transporte, turismo y de recreación registran gran actividad, y otros sectores continúan trabajando. Además, los defensores del sistema actual recuerdan que antes, cuando una fiesta caía en martes o jueves, muchas veces implicaba descansos de cuatro días. Protesta el turismo El proyecto para eliminar los lunes festivos ha generado protestas en cadena en el sector turístico, que ha sido el gran beneficiado.
En 1987, cuando otro parlamentario propuso cuatro grandes puentes, los dirigentes del sector se opusieron. Argumentaron que los servicios de empresas turísticas y de transporte intermunicipal habían crecido 35 por ciento en tres años y el transporte aéreo hacia la Costa Atlántica y San Andrés había aumentado en 17 por ciento la ocupación de sillas.
El presidente de la Asociación Nacional de Agencias de Viaje de Turismo (Anato), Oscar Rueda García, advierte ahora que desmontar la ley Emiliani pondría en peligro los 120.000 empleos directos y 240.000 indirectos que genera el sector. Se afectarían el transporte, las artesanías y el comercio. Se estima que sólo del comercio informal en los puentes viven 80.000 familias (400.000 personas).
Ismael Enrique Arciniegas, presidente de la Asociación Hotelera de Colombia (Cotelco), argumenta que los puentes no afectan la economía, como sostiene la exposición de motivos del proyecto. El menor crecimiento que ha tenido el PIB se debe a causas distintas al ordenamiento de los descansos .
La Asociación de Hoteleros de San Andrés ha dicho, por su parte, que el 60 por ciento de los turistas llega a la isla en temporada alta. El 40 por ciento de la temporada baja, que generan los puentes, quedaría en peligro de desaparecer.
Y el Fondo Mixto de Promoción de Cartagena ha recordado que los hoteles tienen una ocupación de 30 por ciento y ahora que cesó el narcoterrorismo, los puentes son la salvación. Un sólo guayabo Una breve encuesta entre empresarios de varias actividades deja claro que la ley Emiliani ha resultado benéfica: ordenó los descansos y la producción .
Antes de 1983, cuando los festivos se celebraban en el día en que caían, había muchos problemas. Las empresas paraban producción o pagaban triple remuneración.
En el sector textil, por ejemplo, cuando se paraban las máquinas un miércoles, el jueves se perdía mucho tiempo y materia prima con el calentamiento de motores. Lo mismo sucedía en otros sectores.
El sistema financiero, que se pensó sería muy afectado, no sufrió. Simplemente, los martes después de puente , las operaciones han aumentado en 40 y 50 por ciento.
Curiosamente, algunos dirigentes dicen que con los lunes festivos no solo se organizó la producción, sino que a los trabajadores hay que soportarles un guayabo a la semana y no dos, como antes.
Otros anotan que trabajar los lunes festivos, con doble remuneración, como propone el proyecto, podría no tener mucho sentido si no se requiere de mayor producción. Y anotan que quizás sería mejor que con el programa de apertura de la economía, haya mayor flexibilidad para trabajar en festivos u horas extras, cuando sea necesario.
Un empresario del sector textil planteó que sería mejor pensar en un cuarto turno para exportar, porque el mercado interno no resiste. Eso aumentaría en unos 8.000 los 55.000 empleos directos actuales.
Sinembargo, muchas de las pequeñas y medianas empresas sí se han perjudicado; a la prensa y la radio se les disminuyó la pauta publicitaria los lunes festivos (se benefician la televisión y el cine) y, obviamente, han perdido las tabernas, bares y restaurantes, que les iba bien en los puentes de mitad de semana.
Conclusión? Aunque no hay estudios completos sobre los efectos económicos de los puentes , parecen menos perjudiciales de lo que se ha creído. No obstante, muchos quieren que se discuta el nuevo proyecto o las fórmulas que proponen cambiar festivos por vacaciones, que podrían ser incluso hasta de 30 días por año. Opiniones divididas Los trabajadores colombianos están divididos. En las cuatro principales ciudades, el 54 por ciento no quiere que se eliminen los puentes y 43 por ciento dice que sí.
En Bogotá y Medellín, el 60 por ciento los defiende, mientras en Barranquilla, que es más rumbera , casi el 60 por ciento es partidario de acabarlos.
Aunque no hay explicación sobre esas actitudes, se presume que como en el país hay más de tres millones de personas que ganan el salario mínimo, que no les permite hacer turismo en los puentes , quizás prefieren cambiarlos por dinero o más vacaciones.
Los siguientes son los resultados de la última encuesta de opinión pública realizada por EL TIEMPO, Caracol y el Centro Nacional de Consultoría, que indagó sobre el tema: Más dinero o más vacaciones Sobre los festivos se han discutido múltiples propuestas para reducirlos, aumentar vacaciones, conceder primas especiales o tener menos puentes , pero más largos. Todas, más o menos, con los mismos argumentos: no afectar la producción y la productividad y disfrutar de un descanso más completo. Primera: Dejar como festivos inamovibles ocho días al año: primero de enero, primero de mayo, 20 de julio, 8 de diciembre, 25 de diciembre y los días jueves y viernes santos.
Se trasladarían seis días a puentes de lunes: 6 de enero, 7 de agosto, 12 de octubre, Ascensión del Señor, Corpus Christi y el Día del Sagrado Corazón de Jesús.
Los otros cinco días: 19 de marzo, 29 de junio, 15 de agosto, primero y 11 de noviembre aumentarían las vacaciones a 20 días hábiles, es decir 23 ó 24. Segunda: Dejar como festivos inamovibles los seis de mayor tradición, aumentar vacaciones a 20 días y pagar una prima de 12 días. La mitad de las vacaciones podría darse en dinero. Tercera: Mantener siete días tradicionales y aumentar vacaciones a 26 días hábiles, es decir 29, 30 y hasta 31 días. También con posibilidad de pedir la mitad en dinero. Cuarta: A finales de 1987 se propuso en el Congreso dejar seis fiestas inamovibles: primero de enero, primero de mayo, 20 de julio, 7 de agosto, 8 y 25 de diciembre. De los otros diez festivos se ubicarían siete en cuatro grandes puentes y tres días quedarían para calamidad doméstica o asuntos personales del trabajador. Dos festivos pasarían al 2 y 3 de enero, otro al miércoles santo, dos al 18 y 19 de julio y otros dos a lunes y martes de la segunda semana de octubre. Tuvo acogida, pero no prosperó. Quinta: La última propuesta, que se estudiará ahora en el Congreso, propone dejar siete festivos y eliminar 11: 6 de enero, 19 de marzo, 29 de junio, 15 de agosto, 12 de octubre, primero y 11 de noviembre, 8 de diciembre, Ascensión del Señor, Corpus Christi y Día del Sagrado Corazón de Jesús. Esos días se trabajarían y se reconocería doble salario.