Ahora, la preocupación se concentra en los barrios vecinos de San Francisco y en la pista de aterrizaje del aeropuerto Rafael Núñez, ya que se teme que la grieta llegue hasta allí si no se toman los correctivos urgentes.
Según los cálculos del Gobierno Distrital, de las casi 2.600 familias que resultaron afectadas, queda menos de un centenar en la zona, cuyo estado parece ser el de haber sido víctima de un gran terremoto.
Las primeras acciones que se están emprendiendo -aparte de la reubicación de las familias afectadas- son la demolición de las casas del sector, que por su peso siguen causando daño a la estructura del terreno y cuyo deterioro se aceleró con las últimas lluvias que cayeron en la ciudad.
El secretario del Interior, Milton Buelvas Mendoza, explicó que es necesario quitarle el peso al cerro La Popa y demoler los escombros, puesto que si este queda seguirá causando daños al terreno. "Necesitamos demoler, esto es lo más importante. Estamos haciendo la evaluación de las casas desocupadas y también de las casas ocupadas para conocer su situación y saber si tienen arriendo de contrato. Tenemos una lista de 43 opciones de arriendo para traslados a sitios seguros", afirmó Buelvas Mendoza.
No obstante, habitantes de sectores aledaños a San Francisco, como 20 de Julio y San Bernardo, han manifestado su preocupación y se reunieron con el equipo del Gobierno Distrital para evaluar la situación.
En estos sitios ya empiezan a verse fracturas ocasionadas por las ramificaciones de la falla geológica, activada por las lluvias del pasado fin de semana. El Ideam informó que durante el puente festivo, en promedio, cayó la lluvia que cae en 4 meses sobre la ciudad.
Según los cálculos preliminares, para evitar que se siga agrietando el cerro se requiere una inversión cercana a los 15.000 millones de pesos.
Las tareas de las autoridades se concentran en agilizar la mudanza de las familias que quedan, que son ya menos de 50, y diligenciar a los damnificados la entrega de los subsidios de arriendo que entrega la Alcaldía. En la sede del Centro de Vida de San Francisco funciona una mesa de atención y solución de problemas a las personas que han tenido inconvenientes con los pagos de los arriendos; también para los que necesitan ayuda humanitaria y servicios de salud inmediata, entre otros servicios.
Pese a que a las familias afectadas se les ofreció transporte y acompañamiento para trastear, muchas prefirieron quedarse a la intemperie y dormir en las afueras de las viviendas para cuidar puertas, ventanas y tejas