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EL DESEMPLEO URBANO, PARA DÓNDE VA

Una variable clave que sirve para medir el nivel de malestar social en las ciudades debido a las razones económicas es la tasa de desempleo. Los gobiernos, cuando observan tasas de dos dígitos, con razón se preocupan del problema, pues su propia estabilidad entra en juego.

El nazismo en Alemania subió en los treinta como espuma cuando la crisis económica era aterradora, la inflación disparada y el paro laboral mayúsculo. Las altas tasas de desempleo (12,5 por ciento) en la Francia de 1995 fueron una de las causas de la caída del poder del socialismo frente a la derecha en las elecciones presidenciales. Algo similar se puede decir del ascenso de Aznar en España después del reinado de Felipe González.
En Colombia, el desempleo urbano ha tenido un comportamiento cíclico. Hacia mediados de 1985, bajo el gobierno de Betancur, la tasa alcanzó para las principales 7 ciudades un máximo de 15 por ciento, cifra sin duda preocupante, que llevó a las autoridades de entonces, entre otras, a buscar explicaciones y remedios convocando la Misión Chenery. Ella, en lo fundamental, encontró evidencia importante para recomendar la necesidad de reactivar la economía como una forma de disminuir el desempleo así como los problemas de inflexibilidad del mercado del trabajo, los cuales se abordaron parcialmente a comienzos de la presente década con la reforma laboral.
Desde entonces, el desempleo empezó lentamente a disminuir, gracias en lo fundamental a las mayores tasas de crecimiento. Hacia 1989, se ubicó alrededor del 10 por ciento y después de un leve repunte en 1991, continuó su descenso hasta alcanzar cifras del orden del 8 por ciento en 1994, en donde sin duda la reforma laboral mencionada jugó un papel favorable. En septiembre de 1995, se produjo un nuevo quiebre en la tendencia observada y la tasa empezó de nuevo a subir. El último dato de marzo pasado ubicó el desempleo en un 10,4 por ciento y es previsible que el dato de junio sea superior.
El mayor desempleo que se viene observando está asociado sin duda al menor ritmo de crecimiento de la economía y en particular al de sectores intensivos en mano de obra como la construcción, el comercio o algunos subsectores de la industria. Es cierto que la tasa de participación laboral ha empezado a aumentar, pero ello está explicado por el mayor desempleo inicial.
La mayor tasa de participación es la respuesta en el seno de los hogares que ven disminuidos sus ingresos por un nuevo cesante. Esto genera que otros miembros del hogar salgan a buscar trabajo y así sustituyan el ingreso disminuido.
En el corto plazo no es de esperar que la economía vaya a aumentar su ritmo de crecimiento y una nueva reforma laboral que flexibilizara aún más el mercado laboral, en las circunstancias actuales con ministro del Trabajo sindicalista, es imposible. Por ello, se puede prever que el desempleo va a seguir aumentando en los próximos meses.
(*)Director CEDE UNIANDES
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