Su caso se ha convertido en una muestra nacional de repudio contra el secuestro, especialmente porque se trata de un menor de edad, que encarna la situación de un flagelo que afecta a una gran número de familias colombianas.
Marchas pacíficas, cartas de protesta y voces de aliento han tratado de despertar la conciencia de sus captores para que el niño regrese a su hogar. Los principales gestores de este tipo de actividades son sus compañeros de colegio que no cesan de pedir por su liberación y que fueron capaces de centrar la mirada de todo el país en la capital del Meta, con la popular marcha por los niños secuestrados, que se cumplió recientemente.
Llano 7 días pudo establecer que sus padres han logrado comunicarse, a través de una tercera persona, con el grupo que tiene desde el pasado 19 de enero a Nicolás. El niño en breve charla les ha demostrado que tiene un relativo buen estado de ánimo y que está un poco más delgado. También expresa su deseo de estar pronto en casa y la falta que le hace su familia.
El plagio al parecer es atribuido a un grupo guerrillero, que busca con la retención del menor sacar provecho económico. La familia del niño guarda confianza en que le devuelvan sano y salvo, ya que el grupo subversivo que lo tiene en su poder siempre ha pregonado ser defensor de los derechos humanos, pese a tener en el secuestro de personas una de sus principales entradas económicas.
Serenidad y fortaleza Pero cómo han sobrellevado los padres y hermanos de Nicolás esta difícil situación?. Tengo que reconocer que el secuestro de Nicolás nos ha dado fortaleza espiritual. Guardamos serenidad porque sabemos que, con la ayuda de Dios, todo va a salir bien , dice don Camilo Manrique, padre del menor.
El señor Manrique dice que la formación recibida por NIcolás en su hogar debe haberle servido para sobrellevar la situación. Es consciente de la situación social del país y no creo que guarde resentimiento. Sabe que su familia ha sido gente buena, que ha compartido con el prójimo y que respeta a los demás , dice.
Don Camilo recuerda que el joven siempre ha destinada parte de sus ahorros del recreo para repartirlo eventualmente con los niños que viven en la calle, porque eso siempre se les inculcó a él y a sus dos hermanos.
Los otros dos menores de la familia Manrique al principio vieron el secuestro de su hermano como una especie de aventura. Ahora reconocen la magnitud de la situación y se han visto afectados , anota.
Nicolás, quien el pasado 5 de noviembre cumplió 15 años de edad, fue secuestrado en la finca de propiedad de su familia, porque adora la vida del campo, dice su padre. Pero es a eso precisamente lo que más le teme don Camilo: a que el secuestro le arranque esa amor por el campo y las actividades agropecuarias, porque quien está cerca a la naturaleza con seguridad que es una persona muy buena , explica.
Su familia no ha acudido a ningún tipo de ayuda psicológica para sobrellevar la situación. Tampoco se ha vinculado a algún tipo de organización que ayuda a las familias secuestradas, pues si bien reconocen su ayuda, no creen por ahora necesitarla.
Por su parte, los compañeros de colegio de Nicolás lo esperan ansiosos y piden que ojalá no llegue convertido en otra persona, sino que siga siendo el joven alegre y seguro de sí mismo que siempre han conocido, y por el cual siguen organizando charlas, concediendo entrevistas y poniendo de su parte toda la colaboración posible.
La solidaridad también se ha visto a través de los medios de comunicación nacional y del común de la gente que es la que por su propia cuenta y cansados del conformismo quieren que el secuestro deje de ser una forma de vida.
Aunque Nicolás es muy inteligente y de temperamento fuerte, al final de todo es un niño y por eso su familia le envía un mensaje de fortaleza y confianza, de que conserve la calma y piense que con la ayuda de Dios estará de nuevo con sus seres queridos.