Todas estas predicciones fueron formuladas por videntes estadounidenses, los mismos que aseguran poder encontrar a personas perdidas, descubrir a los autores de asesinatos y penetrar en los secretos de cualquier individuo.
Ese año también demostraron talento para lanzar vaticinios errados y risibles. Pronosticaron, por ejemplo, que Mijail Gorbachov se compraría una casa de veraneo en California y que el Papa Juan Pablo II lanzaría un disco con canciones de The Beatles, titulado Juan Pablo canta temas de John y Paul (y de George y Ringo) .
También que se descubriría que la tinta de los calamares puede curar el resfrío y que un elemento químico utilizado en la fabricación de alimentos para perros serviría para eliminar la calvicie.
Las pantallas de televisión debieron haber mostrado, en 1990, al líder cubano en su nuevo papel de predicador protestante y al editor de la revista Play Boy, Hugh Hefner, convertido en un ferviente creyente cristiano.
Se suponía que la conductora de televisión Oprah Winfrey se casaría con el boxeador negro Mike Tyson. Y Jacqueline Onassis tendría que haber protagonizado un romance con el astro del rock Jon Bon Jovi.
Además, que el senador Edward Kennedy sufriría un colapso nervioso y quedaría convencido de ser su extinto hermano John. Que a Barbara Bush le crecería una melena pelirroja, debido a un virus misterioso. Que se descubriría que el virus del SIDA llegó a la Tierra a través de los astronautas que en 1969 caminaron por la superficie lunar. Que un derrame de petróleo frente a las costas de Alaska provocaría terribles mutaciones en la fauna: salmones del tamaño de un hombre y leones marinos con dos cabezas... Afortunadamente, todo eso no fueron más que videncias.