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Los Villegas Restrepo

Sólo tres de los diez hermanos Villegas Restrepo tuvieron una clara y directa influencia sobre EL TIEMPO. Ellos fueron Alfonso, Lorencita y Mariano. El primero era uno de los hijos mayores del matrimonio Villegas-Restrepo y los otros dos de los menores de una numerosa familia, como era usual en esa época a finales del siglo XIX.

Alfonso, como fundador, fue el más significativo de los tres. Sin su aporte,
EL TIEMPO no existiría hoy día. Creado para promover y difundir la idea
republicana, nace el periódico 10 años antes de fundar también el diario La
República el 13 de marzo de 1921 con el mismo fin. La consolidación de la paz
entre liberales y conservadores da vida al republicanismo y lleva a la
presidencia al doctor Carlos E. Restrepo.
EL TIEMPO no podía quedar en manos de cualquiera; por eso, Alfonso decide que
el mejor candidato para ser su nuevo propietario es Eduardo Santos, quien
adicionalmente sería su cuñado. Posterior a la venta viajó a Nueva York y se
dedicó del todo a su profesión de abogado, sabiendo que su creación se
encontraba en las mejores manos.
Lorencita fue una de las primeras mujeres en el país en conducir su propio
automóvil, un Packard como el que tuvieron con Eduardo Santos durante su larga
estadía en París. No era común ver este tipo de vehículo en las calles de la
capital de Francia, lo cual, ente otras, hacía de esta una pareja excepcional.
Ella era una mujer muy activa y emprendedora. Estaba todos los días pendiente
de la edición del periódico y su aporte era muy importante desde el punto de
vista moral. Para Lorencita era muy significativo dar su opinión sobre lo que
consideraba que no estaba de acuerdo moralmente con su impecable educación.
Sus sugerencias eran tomadas en cuenta por su marido, quien impartía las
órdenes pertinentes para que no se repitieran estos hechos. Eduardo Santos lo
hacía por absoluto convencimiento y por el amor y respeto que siempre profesó
por su esposa, a quien conoció en EL TIEMPO y quien estuvo vinculada a este
diario desde su fundación.
Mariano, el más austero de los tres hermanos, formó parte del periódico desde
su inicio, pues a la corta edad de 16 años entregaba el periódico por entre un
pequeño vidrio del edificio de la calle 16 a los primeros compradores del
naciente diario, mientras su hermana Lorencita se encargaba de doblarlo. Pero
su vinculación real se hizo cuando se pensionó de la Compañía Colombiana de
Tabaco y se convirtió en el revisor fiscal del periódico. Asistía a diario, y
mientras tomaba atenta nota de los gastos y libros de la compañía, se ganaba
el cariño y respeto de los empleados del periódico por su maravillosa calidad
de ser humano.
Por su excelente relación de amistad y por su actitud proteccionista con su
hermana Lorencita, era el hermano que mejor relación tenía con ella. Por lo
cual a Eduardo Santos le parecía imperativo estar cerca de su cuñado. Una vez
fallecida Lorencita, Eduardo le solicitó a Mariano que le escribiera las
historias y anécdotas de su difunta esposa, tal y como solía narrarlas de
manera verbal. Así, Eduardo confirmó una vez más las magníficas cualidades de
escritor de Mariano, proclamándolo como el mejor literato de la familia
Villegas Restrepo. Pero este prefirió usar esta cualidad para recrear los
maravillosos momentos de la infancia de Lorencita y continuar con su
correspondencia familiar y no para escribir artículos sobre los hechos de la
vida nacional.
EL TIEMPO fue cerrado durante la dictadura del general Rojas Pinilla, a quien
no le gustó un artículo de Roberto García-Peña que hablaba de sus primeros
abusos en el poder. Por presiones del público en general, fue reabierto pero
con censura. Por estos hechos, Eduardo Santos decidió, junto con Lorencita,
que no serían los únicos dueños del periódico y repartió una parte de las
acciones del diario entre sus allegados más cercanos, entre estos su cuñado
Mariano Villegas Restrepo, por quien, además de aprecio, sentía admiración y
respeto.
HERJOS
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