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¿Quién quiere aguar la fiesta?

LUIS NOÉ OCHOA
El tema de hoy era el matrimonio gay, un asunto peliagudo en esta sociedad
aún algo homófoba. La Iglesia dice que los homosexuales no nacen, que hay
muchos que se hacen los maridos del mismo sexo. Es tema de repercusiones
sociales, que en este momento la Corte está tocando, pues resuelve una
demanda contra el Código Civil, que busca validar las uniones de parejas del
mismo sexo. Esperemos voces más autorizadas, pues están en juego la
institución matrimonial, la adopción y muchas otras cosas. Pero dejamos el
tema atrás, pues cómo hablar de marimbas si tenemos piano.
Hoy se cumplen ocho días de gobierno de Juan Manuel Santos Calderón. Con un
estilo más exultante que insultante, como era el del régimen pasado. Se nota
el cambio, más entendimiento, diplomacia, respeto a la Justicia. Es de otro
corte. Casi de corte inglés. Va muy bien y hay que elogiarlo, como debe ser.
Eso sí, “ni tanto que queme al Santos ni poco que no lo alumbre”.
No fui a la posesión. Me quedé con el botón en la solapa. Me dicen que me
preguntó mi tocayo Luiz Inácio Lula da Silva, que por eso miraba tanto al
público. Perdão, meu presidente Lula. Y, como yo tengo mis daticos, les
había dicho que el entendimiento con Venezuela estaba Maduro. Chávez, ya sea
por “amor a Colombia”, por necesidades internas, por presión internacional,
estaba que se pasaba la frontera.
Por eso, a la primera señal de nuestro Mandatario, de inmediato respondió
“Alo, Presidente, voy para allá, chico”. Y en un dos por tres se vino a
Santa Marta, que “tiene tren, pero no tiene tranvía, y si no fuera por las
olas, caramba, Santa Marta moriría”. No solo por las olas, sino por muchos
atractivos: la Quinta de San Pedro, entre otros, donde se reunieron bajo la
sombra del Libertador y en tres horas se alcanzó lo que no se pudo en ochos
años.
“Sea varón”, firme aquí, le dijo Santos, y Chávez, muerto de la risa,
rubricó el acuerdo de cinco puntos. Y dijeron que se habían sentado bases
sólidas de amistad y entendimiento. Más las siete norteamericanas, dijo
alguien, y Chávez lo volvió a tomar en broma y las acepta ahora como quien
mira un jardín en el patio.
No hay que echar voladores, porque la verdad es que Chávez se manda su
geniecito –y eso que está soltero–. No se sabe cuánta sinceridad hay en el
estrechón de manos, pero hay que tener fe en que por el bien de colombianos
y venezolanos, el entendimiento sea duradero. Hay que creerle a Chávez. ¿Por
qué no?
La reunión fue un éxito. Aunque no habrá verificación internacional, al
menos salió de sus dulces labios que no va a permitir que las Farc hagan
asados en Venezuela y nos jueguen “cochinillo”. Dijo que va a estar sobre el
humo, vigilándolas. Buen punto.
El restablecimiento de acuerdos comerciales es clave. Chávez nos vuelve a
recibir los huevitos, no los de Uribe, sino los de gallinitas
santandereanas, la leche, la carnita y los huesitos de ganado y productos
agrícolas. Y, sin mandarle chepitos, Venezuela va a pagar unos 800 millones
de dólares. Otro buen punto.
Lo de una comisión binacional, que evaluará temas sociales en la frontera,
es fundamental. Amanecerá y veremos, como dicen los pobres secuestrados, a
los que este Gobierno no puede olvidar un instante y por los que también el
hoy querido Chávez les pidió a las Farc que los suelten. Loable, también,
como la misión de Seguridad en las fronteras.
Todo iba viento en popa para el cadete Santos, que arregló con las cortes y
fue invitado a Ecuador, pero no falta un mosco en el postre. No se sabe
quién puso un macabro despertador frente a las instalaciones de Caracol,
este jueves. Una bomba que dicen es de Anfo (Aquí Nuevamente Farc Operando).
Aunque otros creen que significa Aún No Formular Ofertas. ¿Se supone que a
las Farc? De donde venga, es una mala onda explosiva para Santos y el país.
Él debe evaluar bien para saber qué mensaje tiene. Y los ciudadanos tenemos
que estar atentos y repudiar el terrorismo. Si no fueron las Farc, que
suelten secuestrados. Enviarían un gran mensaje de buena onda.
luioch@eltiempo.com.co
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LUIS NOÉ OCHOA
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