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El estilo que tendrá el nuevo Gobierno

¿Será Juan Manuel Santos un presidente de interminables consejos comunales, de fuertes controversias con los jefes de la oposición y de enfrentamientos verbales con las altas cortes?

La respuesta, a secas, es no. El Presidente electo podría tener un estilo
tan diferente que el columnista conservador Juan Manuel Ospina sostiene que
Santos no cambiará el fondo de la política de seguridad democrática, pero sí
la forma.
“Con Santos habrá una transición al posturibismo. El nuevo Presidente tiene
identidad propia; fue un aliado de Álvaro Uribe, pero no es su criatura”,
dice Ospina.
Un estilo diferente o un mandato con vida propia son ideas que cobran más
fuerza si se revisa la votación histórica de Santos en las urnas: 9’004.221,
cifra que le permite emprender un proyecto político muy ambicioso.
“Ese amplio respaldo le va a permitir consensos para sacar adelante las
grandes reformas que necesita el país, en sectores como la salud, y
emprender un diálogo amistoso con instituciones, como las cortes”, dice el
representante liberal Simón Gaviria.
¿Qué elementos del uribismo podría conservar Santos? Sólo los que sean
rentables en términos políticos, como la lucha frontal contra la guerrilla y
el terrorismo. Las pugnas institucionales que ‘cosechó’ su antecesor podrían
quedar atrás muy pronto.
“El cambio de estilo será el talante para manejar las cosas. Santos es más
reposado, más diplomático y más tranquilo”, anota el columnista liberal
Ramón Elejalde. En otras palabras, la estrategia del pugilato permanente que
desarrolló Uribe podría ser revaluada.
El sello propio
Su publicitada capacidad para armar buenos equipos les permite a los
analistas prever que los ministros volverán a tener un papel protagónico en
el Gobierno y que la microgerencia desarrollada por Uribe en los últimos 8
años será cosa del pasado.
“Los ministros lo serán de verdad y no cumplirán el papel de viceministros”,
sostiene Juan Manuel Ospina.
En las relaciones internacionales, uno de los temas más sensibles, es claro
que Santos buscará un pronto entendimiento con Venezuela y Ecuador, dice el
senador uribista Armando Benedetti.
“Santos jugará a pasar a la historia y por eso volverá a los canales
diplomáticos con los vecinos, después de los fracasos que ha tenido la
Cancillería en este tema. Santos no será un hombre de peleas”, afirma
Benedetti.
Incluso, Santos le dijo al diario argentino Clarín, el pasado 6 de junio,
que será “diplomático y firme (con Chávez). Ojalá podamos tener buenas
relaciones, donde respetemos nuestras diferencias”.
La sombra de Uribe
La gran duda es cómo actuará Santos con la sombra de Uribe, el más popular
de los mandatarios de los últimos años. Para nadie es un secreto que el
Presidente saliente buscará influir de alguna manera en la administración de
su heredero político.
“Uribe no se va a quedar quieto, y Santos tendrá que buscar cómo conviven en
un mismo escenario”, dice Benedetti.
Otros, como Juan Manuel Ospina, sostiene que “Uribe se equivoca si piensa
que con Santos gobernará en cuerpo ajeno”. Lo mejor, dice Ramón Elejalde, es
pedirle a Uribe “que le permita a Santos gobernar tranquilamente”.
Santos, quien no ha querido mostrar diferencias en su relación con Uribe,
sólo ha dicho que su estilo de Gobierno tiene que ser diferente, simplemente
porque “Uribe llegó (a la Presidencia) en unas circunstancias, y yo llegué
en otras”.
La frase fue sólo un anticipo de una declaración aún más contudente que
Santos le dio a El País de España: “Hay que tener en cuenta que yo no soy
Uribe. Y si los colombianos están cansados de un determinado estilo de
gobernar, en eso pueden quedarse tranquilos, porque yo tengo el mío propio”.
Más claro no canta un gallo.
HERJOS
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