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Brújula

- Hungría: un susto sin fundamento
Ese refrán que afirma que ‘el pez muere por la boca’ le cae como anillo al
dedo al Gobierno de tendencia centro-derechista del primer ministro húngaro
Viktor Orban. Y es que después de haber disparado las alarmas en los
mercados internacionales al afirmar que la economía centroeuropea podría
enfrentar las mismas dificultades que Grecia, los funcionarios de la
Administración que llegó al poder hace un mes largo, se han tenido que
tragar sus palabras.
Así quedó en claro ayer cuando el ministro de Economía, Gyorgy Matolcsy,
reconoció una serie de equivocaciones que tenían como objetivo hacer quedar
mal a los inquilinos previos del Palacio de Gobierno, en Budapest. A lo
largo de la semana pasada diversos funcionarios dijeron que sus predecesores
habían falseado estadísticas y habían mentido sobre la verdadera situación
del país.
Pero los réditos políticos de tales aseveraciones salieron costosos, cuando
crearon un efecto dominó que se sintió en todos los confines del globo. En
respuesta, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional tuvieron que
salir a dejar en claro que la situación húngara es muy diferente a la
griega.
Esa apreciación es compartida por los observadores. De un lado, el déficit
fiscal es del 3,8 por ciento del Producto Interno Bruto, una cifra elevada,
pero muy inferior a la que se encuentra en los países del Mediterráneo. Del
otro, Hungría no pertenece a la Eurozona, lo cual permite que su moneda, el
florín, se devalúe, como en efecto sucedió la semana pasada.
Ahora lo que viene, es recuperar la credibilidad perdida. Eso implica que el
nuevo partido en el poder tiene que posponer sus aspiraciones de reducir los
impuestos, la promesa que le dio el triunfo en las elecciones, tras las
impopulares medidas de austeridad adoptadas el año pasado.
helgon
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