La Hacienda tuvo búfalos gringos, elefantes indios, camellos del Sahara, jirafas africanas, camélidos cholos, vacas escocesas, canguros australianos, cisnes, flamencos, antílopes y rinocerontes.
Ésta pasó de una centena de hectáreas a finales de los 70 a tres mil en 1991 cuando inició el proceso de extinción de dominio. El Inderena se negó a recibir los mil 900 animales aduciendo que con el presupuesto anual sólo podría alimentarlos un mes.
Guaqueros y lugareños ilusionados en creíbles caletas de dólares saquearon la propiedad. Muchos animales desaparecieron, algunos fueron conducidos a zoológicos y la mayoría perecieron. Algunos proyectos productivos fracasaron y antiguos labriegos de Escobar se dedicaron a contar por unos pesos sus hazañas mientras la maleza recubría lo que logró quedar en pie.
Hace unos años la Dirección Nacional de Estupefacientes le entregó al Inpec un espacio donde hoy se termina de construir una penitenciaria, y mil 600 hectáreas a Puerto Triunfo, de la cuales 800 fueron arrendadas a Atecsa a mediados del 2007.
Oscar Andrés Sáchez Á. / EL TIEMPO