Cae Miguel Rodríguez a la madrugada en la casa de la legítima, que es su primera esposa con matrimonio católico. Mi General Serrano, con mi General Montenegro dan parte de victoria. Habla Samper al país: de siete duros tiene a seis en la cárcel. Tomamos agua, el gobierno toma aire.
Lunes por la noche: brinca un casete y ojalá que no sea cierto. Tiemblan los adúlteros porque están de moda los pinchazos telefónicos y les corre el pánico de que de pronto la esposa legítima esté haciendo espionaje. Un valium para los nervios. Prendemos el radio de Caracol a R.C.N. pasando por Viva F.M. que Julito tiene la última chiva de Palacio... Leemos Semana, La Prensa, EL TIEMPO, cinco periódicos más. Rin-rin, suena el teléfono: supiste la última? Tírala rápido. Quién prendió este incendio que ya nadie puede apagar? El padre Melguizo, capellán del Palacio Presidencial dice que el morboso periodismo y al santo padrecito no le creo y le perdono su inocencia.
Qué país! Pugnas en la cúpula. Medina canta más que lo que ha cantado Julio Iglesias en 25 años. Muchos se alegran, otros sentimos pena ajena y como las señoras católicas, decimos: los siento por él, lo siento por la mamá, qué vaina con la esposa... demasiado zanahorios para meterse en asuntos tan serios...
Qué país: la primera dama a la Fiscalía? Por favor, esto es la revolución, el mundo de la ficción. Ni Almodóvar ni Woddy Allen imaginaron este alucinante guión, esta película trágica, dolorosa y cómica a la vez.
Miguel Rodríguez lleva tres noches en la cárcel y han sido sus mejores dormidas en los últimos veinte años. Adiós a los escondites, a las llamadas en clave, a las citas secretas. Se acabó el pánico. Se cayó la estantería. Ahora lo visitan su adolorida madre en la cárcel, sus hermanas y sus muchos hijos. Cada una de sus cuatro esposas pasará a verlo y tendrá lo que gusta en Cali: pandebonos y arequipe. Ganó la ley.
Por qué cayó Miguel Rodríguez? Por buen marido. Por arrepentirse de su vida sentimental en la que hay cuatro matrimonios y varios romances con lindas reinas. Volvió al primer amor, a vivir a la casa de Amparo Arbeláez, su primera esposa por lo católico. Moraleja: el amor lo arrastró. Cayó por buen marido. Mi General Montenegro, que sabe mucho de boleros, se iluminó y dijo: Un viejo amor... ni se olvida ni se le aleja y al viejo amor le siguió la pista y allí lo pilló.
Sigue la película. Zumba la adrenalina. No hay final a la vista. Corren rumores, hay pesimismo y... cuidado con los teléfonos que hoy por hoy son el hara-kiri para los adúlteros y para los que juegan la torcida.