El tumulto reclamaba su presencia en el auditorio León de Greiff (el principal de la Universidad) para que explicara la situación financiera de la institución.
El grupo bloqueó el carro en una actitud que el propio rector sintió como un secuestro y una vulneración de derechos, por lo que decididamente se negó a lo que los estudiantes pretendían.
No era una situación para hablar. Estaban lanzando insultos, golpes y amenazas, dijo Wasserman en una rueda de presa en su despacho, a eso de las seis de la tarde, luego de que la situación se resolvió de manera pacífica por un acuerdo entre los estudiantes y las autoridades universitarias.
David Flórez, representante de los estudiantes en el Consejo Superior de la Universidad, dijo que todo fue un hecho fortuito, que no respondió a una decisión de la asamblea de estudiantes.
Sin embargo, la manera como fue abordado el rector motivó una orden presidencial de ingreso de la Fuerza Pública al campus. Esta llegó minutos después de que Wasserman pudo ir a su despacho y detuvo a unos 22 estudiantes.
Anoche, el presidente Alvaro Uribe se reunió en la Nacional con el rector y al término del encuentro les pidió a los jueces que judicialicen por secuestro a quienes retuvieron al directivo.
Antes, Wasserman había insistido en su desacuerdo con la presencia de uniformados dentro de la universidad, porque es un espacio donde deben primar el diálogo y la discusión, pero también fue enfático en señalar que en cualquier otro lugar del mundo las acciones judiciales para un hecho como este habrían llegado mucho más rápido.
Frente a la intervención de la Fuerza Pública y la detención de algunos manifestantes, la secretaria de gobierno de Bogotá, Clara López, se mostró abiertamente inquieta. No sabemos cuántos se llevaron, ni hacia dónde, ni qué les van a hacer, dijo.
Durante la retención de Wasserman, alcanzaron a congregarse unas 300 personas, entre quienes había algunas ajenas a la universidad, de acuerdo con la propia percepción del rector.
No a pago de pasivo pensional Durante las horas de tensión, los manifestantes exigían reiteradamente a Wasserman informar sobre la situación presupuestal.
Según el representante de los universitarios, se ha negado sistemáticamente a dar este debate con los estudiantes, que le reprochan una actitud favorable hacia el pago del pasivo pensional. Se trata de 50 mil millones de pesos que quebrarían a la Universidad, dice Flórez.
Ante el reclamo, el rector señaló que las decisiones no son de la Universidad sino del Congreso y calificó la posición de los estudiantes como una forma perversa de transformar un hecho de preocupación en un hecho político.
Por lo pronto, quedó planteada una reunión entre las partes para el lunes.