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Retratos de un Libertador

En pleno furor de la batalla, cabalgando un corcel brioso y blanco o a pie con la espada desenvainada en busca del enemigo; afeitado y reluciente o con bigote poblado; con patillas enormes y casi sin ellas; con un cabello crespo y abundante o con entradas profundas. Así han pintado y grabado a Bolívar quienes lo vieron o quienes se apoyaron en cuadros de los que lo vieron.

DIEGO GUERRERO
No podemos saber con certeza cómo era el hombre que libertó a cinco países
pues, al fin y al cabo, los cuadros buscaban, en muchos casos, mostrar un
ideal más que un hombre real. “El objetivo era ayudar a la construcción del
personaje heroico, que es el Libertador. Las pinturas y grabados tienen un
valor artístico y político, incluso cuando algunos se hacen por encargo del
gobierno para mostrar a los que participaron en la Independencia”, explica
Juan Darío Restrepo, investigador de la Curaduría del Museo Nacional. Otra
razón para que las imágenes sean tan distintas –dice el especialista– es que
fueron hechas en distintos momentos de su vida. Eso sin contar con que
algunas, sobre todo las hechas en Europa, fueron logradas con descripciones
habladas o escritas del héroe. “Los ecuestres son muy inspirados en la
imagen de héroe de Napoleón. Otros, de su juventud, hechos en Europa,
parecen más de un revolucionario francés que no tiene nada que ver con
Bolívar”, dice Restrepo. Esto también sucedía porque en una época de
revoluciones y batallas, se imprimían en Europa imágenes de personajes con
el fin de contar lo que estaba sucediendo allí y en otras latitudes, sin
importar mucho si la imagen era fiel a la realidad o no.
El libro Iconografía del Libertador, de Enrique Uribe White (ediciones
Lerner, 1967) menciona la posibilidad de que tras su muerte se le haya hecho
una máscara, pero nunca se pudo comprobar. Así, la discusión sobre cómo era
siempre ha estado a la orden. Ya en 1966, Manuel José Forero, de la Academia
Colombiana de Historia y de la Lengua, firmaba un artículo en el Boletín de
programas de la Radio Nacional, en el que lo describía, según el análisis de
varios retratos, como de “cejas muy pobladas y extendidas sobre la blancura
tostada de la cara”, ojos oscuros, cuencas profundas y pómulos pronunciados.
Lo que sí parece claro, salvo alguna excepción, es que en las imágenes su
porte y gallardía fue en aumento con el paso de sus triunfos y de la
importancia adquirida en la conformación del nuevo país. Los mejores
pintores del Libertador José María Espinosa y Pedro José Figueroa, ambos
colombianos, son considerados los mejores pintores de Simón Bolívar por su
calidad en las obras y porque marcaron a otros de ahí en adelante. Espinosa
lo retrató del natural. El ecuatoriano Antonio Salas y el venezolano Carmelo
Fernández, que acompañó el cuerpo sin vida de Bolívar entre Santa Marta y
Venezuela, también hicieron varios grabados importantes.
Espinosa, que luchó con las huestes libertadoras en la Campaña del Sur,
liderada por Antonio Nariño, es considerado uno de los dos pintores más
importantes de Simón Bolívar. Su iconografía presenta al prócer con algunas
variaciones: de brazos cruzados, el cuerpo de volumen moderado, el rostro de
tez morena y muy recortado en la quijada, la frente ancha y arrugada, las
cejas negras y gruesas, el pelo crespo, apretado, oscuro, los ojos claros.
También lo representa con tez blanca, los planos de las sienes y la frente
muy acentuados, y los ojos de un tinte verdoso. Con el tiempo, el icono
originado por este retratista bogotano se convirtió en prototipo visual e
incluso masivo: figura en billetes, marcas, emblemas, etiquetas, cartillas
escolares, avisos publicitarios y en un sinnúmero de formas soportes y
lugares. La creación de esta iconografía bolivariana, reconocida
universalmente, convierte a Espinosa en el artista colombiano más difundido
del siglo XIX y, por qué no decirlo, de todas las épocas.
Pedro José Figueroa originó desde Bogotá, a partir de septiembre de 1819,
una iconografía destinada a celebrar los triunfos del Libertador con varias
características: retrato por lo general de más de medio cuerpo, de frente,
brazos en jarra, el rostro levemente dirigido a la izquierda enmarcado por
el cabello crespo que cae sobre la frente, mirada al frente, la cara muy
expresiva con ojos penetrantes, nariz recta, bigote, patillas, el color de
la piel se evidencia cetrino, elemento que resalta su origen costeño.
(Fuente: Juan Darío Restrepo, investigador de la Curaduría del Museo Nacional.)
DIEGO GUERRERO
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