En el plano interno, los colombianos respiran un aire menos contaminado en esta materia, pese a los ruidos causados sobre financiación de dineros del narco a las organizaciones políticas, revivido la semana anterior por el cura Bernardo Hoyos.
El avance en la guerra contra el narco contrasta con la violencia guerrillera, pese a los esfuerzos del gobierno por concretar la paz.
La semana pasada se conocieron estadísticas sobre el secuestro de ciudadanos extranjeros por parte de organizaciones por fuera de ley como la guerrilla o la delincuencia común. Más de 30 personas de distintas nacionalidades se encuentran en su poder.
La situación adquirió dimensiones dramáticas la semana anterior. Dos misioneros norteamericanos fueron asesinados por una cuadrilla de la guerrilla, luego de estar cerca de 18 meses en cautiverio.
La resonancia internacional de la violencia en nuestro país fue clara. Además de ser una flagrante violación de los derechos humanos, constituye un golpe a posibles oportunidades de realizar negocios o inversiones aquí.
El asesinato de los misioneros es un golpe que siente el Indicador de la Confianza en Colombia (ICC).
Acuerdo En el campo económico, la decisión del gobierno de ser más austero en sus gastos y la voluntad del banco emisor de aflojar dinero, deben conducir a una reducción de la tasa de interés en el corto plazo. Se aliviará así la situación del sector productivo nacional.
De todas formas, los indicadores de la actividad económica de coyuntura muestran que cada día es más evidente la desaceleración.
El Indicador de la Confianza en Colombia cerró en 60 puntos la semana, tres menos que el período precedente.