Tragedia nacional. Era hace un año y tres días. No importaba el derrumbe del dólar en el mercado europeo. Tampoco los narcocasetes de las campañas presidenciales. No. La gente lo que quería saber era qué le había pasado al combo de El Pibe Valderrama, a los muchachos de Pacho y Bolillo .
En el Rose Bowl de Pasadena, Estados Unidos sepultaba la ilusión de un pueblo al ganarle a la Selección Colombia 2-1 para dejarla apeada del Campeonato Mundial de Fútbol. La imágenes de Tony Meola, de Bora Milutinovic y sus muchachos que enarbolaban la bandera de estrellas contrastaban con las cabezas gachas de los jugadores colombianos. Cualquier historia dramática se podía escribir. Cabía todo...
El prólogo lo había escrito Maturana. Lloró en el hotel de Fullerton porque lo amenazaron de muerte. La condición para quedar vivito y coleando era no colocar en la alineación a Gabriel Jaime Barrabás Gómez. Y el hombre ya mostraba la cara de derrotado mucho antes de iniciar el partido. Un drama en el que se involucró a la CIA, a los brujos africanos, a los unguentos mágicos del más allá.
Hoy, 368 días después, el tema parece anécdota. Muchas letras han pasado por debajo de ese puente de la ilusión para tratar de explicar ese fenómeno, de justificar aquella transformación de un equipo que sin jugar era campeón mundial y que en cuestión de horas pasó al papel del oso del siglo . En fin... Lo único cierto, es que el equipo de Bora había estudiado hasta la saciedad si El Pibe se movía hacia la derecha o a la izquierda, si Freddy Rincón tocaba de primera o prefería el lujo, si el Tino (la nueva maravilla balompédica) estaba más pendiente de sus gafas verdes oscuras o del Mundial.
Hoy, 368 días después, vuelven a estar frente a frente. Stewart y Cobbi Jones, Balboa y Lalas, por un lado. El Pibe y Rincón, Leonel y Faustino, del otro. Steve Sampson era el asistente de Bora Milutinovic y Hernán Darío Gómez el consejero de Francisco Maturana en aquellos días. Hoy, 368 días después, los asesores están posesionados del cargo de seleccionadores. Qué coincidencia! La diferencia es que las presiones no son las mismas. Del Mundial USA-94 a la Copa USA-95. Obviamente, las esperanzas y las ambiciones están marcadas por los mismos carteles de presentación. Además, no es Pasadena sino Nueva Jersey.
La gran revancha? No. Para mí es un partido importante por la calidad del rival, pero que tiene como prioridad aclarar ideas sobre mis jugadores , dice Hernán Darío Gómez para explicar que habrá cambios en su formación titular y que este juego hace parte de la preparación hacia la Copa América en Uruguay.
Lo importante es que los jugadores mantengan esa concentración, que los repatriados se integren y lograr un nivel ideal de competencia. La Copa América así lo exige , afirma Steve Sampsom.
Estados Unidos, para recordar y preparar el terreno de lo que nos espera, no es ningún pintado en la pared . Tiene jugadores que pertenecen a la Bundesliga, a Grecia, Bélgica, Italia y México. Puede que no tengan liga profesional, pero el 90 por ciento se mueve por las mejores competencias del mundo. Y, por lo visto frente a Nigeria (3-2) y México (4-0), atraviesan por un gran momento.
No ha variado su planteamiento. Marcas personales en la defensa, presión constante en el mediocampo (hasta con cinco hombres) y solo un punta de lanza. Es decir, esperan en su propio terreno y contragolpean. No es un fútbol vistoso, algo que siempre atrae a la confianza, pero sí muy práctico. Recuperan y meten pelotazos profundos, algo que aprovecha muy bien Cobbi Jones.
Colombia, en cambio, no ha recuperado la identidad después de aquel golpe de hace 368 días. Tiene muchas dudas en su zona posterior, no ve en su real dimensión al binomio Valderrama-Rincón y no encuentra delanteros ideales. Demasiadas cosas para tan corto tiempo en el camino hacia la Copa América.
Por eso, a las 12 del día (hora colombiana), Hernán Darío Gómez enviará como inicialistas a Higuita; Cabrera, Bermúdez, Fernández y Santa; Alvarez y Bonner Mosquera; Rincón y Valderrama; Arboleda y Gómez.