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Gringos revelan secretos del cautiverio

Las difíciles condiciones en que convivieron con los políticos y militares secuestrados por las Farc será, sin duda, el tema más picante del libro ‘Out of captivity’ –fuera del cautiverio– que los tres contratistas norteamericanos ponen hoy a la venta para contar sus experiencias como cautivos de ese grupo guerrillero.

CLAUDIA SANDOVAL
Es un libro escrito a seis manos en el que Marc Gonsalves, Keith Stansell y
Tom Howes hacen un recuento de las largas y agotadoras marchas, las
enfermedades tropicales, los cambios de campamento y las relaciones de amor
y odio que vivieron con otros secuestrados durante cinco años y medio de
cautiverio.
Son estos detalles, en los que los demás secuestrados liberados han guardado
algo de discreción, los que podrían avivar una polémica. Aunque cada uno de
ellos establece una perspectiva e interpretación sobre un mismo hecho.
Los contratistas hablan de rivalidad, celos y traiciones entre los
secuestrados llamados “políticos”.
Los términos más fuertes son para la ex candidata presidencial Íngrid
Betancourt. Según Keith Stansell, cuando ellos llegaron al mismo campamento
donde estaba la líder colombo-francesa, en octubre del 2003, recibieron una
gélida bienvenida.
Stansell sostiene que Betancourt se quejó con los guerrilleros porque no
había espacio para acomodar a los tres nuevos “huéspedes” y su actitud
siempre fue egoísta y manipuladora.
Lo que más le molestaba a Stansell era cómo ella y Lucho, como le decían a
Luis Eladio Pérez, eran los que tenían la última palabra en muchas de las
rutinas de convivencia de los secuestrados.
Es claro que Stansell nunca simpatizó con Betancourt y siempre desconfió de
ella. Según su relato, donde quiera que estuviera la ex candidata, el
ambiente entre los secuestrados se deterioraba.
El contratista estadounidense dijo que ella podía pasar de ser una “mujer
con carisma” o una “anfitriona cordial” a una “arpía”.
Lo más probable es que Betancourt y su familia reaccionen a estas
declaraciones, pues todos los secuestrados liberados han procurado no
revivir las heridas que les dejó el cautiverio. Sin embargo, una de las
primeras en contar detalles de estos amargos episodios fue Yolanda Pulecio,
madre de Íngrid, quien el año pasado le admitió a Clarín de Buenos Aires la
difícil relación que tuvo su hija en la selva con su amiga Clara Rojas.
Tom Howes tampoco tuvo una buena impresión de la candidata: “Quería ejercer
poder sobre todos nosotros, pero yo sentía que ya teníamos suficiente con un
jefe, las Farc, no necesitábamos otro”, escribe Howes.
Pero la de Marc Gonsalves fue completamente diferente. Siendo el más
espiritual de los tres, llegó a desarrollar una relación muy cercana con la
política cuando se reencontraron casi tres años después (en 2007) en otro
campamento. Pero al final, esta no quedó en los mejores términos, nuevamente
por los celos, los chismes y el mismo estrés del cautiverio.
Los tres contratistas también hacen referencia al nacimiento de Emanuel y a
la fuga de John Frank Pinchao, dos hechos que los marcaron de forma
diferente durante su cautiverio.
En varias oportunidades expresan asombro por la torpeza, la falta de
recursos y la carencia de disciplina militar de las Farc, una organización
que, a pesar de esto, lograba causarle muchos daños al país.
Sobre la operación de rescate, confirman que fue tan inesperada y rápida,
que no tuvieron mucho tiempo de procesar qué había pasado antes de tocar
suelo estadounidense.
Sus vidas después del secuestro han tenido sus altos y sus bajos. Tanto
Howes como Gonsalves sufrieron la disolución de sus matrimonios, mientras
que Stansell decidió empezar una nueva vida con Patricia Medina, la azafata
de Avianca que terminó siendo su aliada, aunque a distancia, en el
cautiverio.
ANDRUI
CLAUDIA SANDOVAL
icono el tiempo

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