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EN LA LOMA, EL CARBÓN IRÁ A RITMO VALLENATO

Corría el año de 1968 cuando los geólogos e ingenieros de la Siderúrgica de Medellín (Simesa) exploraban en un amplia zona del subsuelo del departamento del Cesar en busca de reservas de mineral de hierro, su principal producto industrial.

No pasó mucho tiempo antes de que los primeros socavones abiertos comenzaran a demostrar que antes que hierro, lo que guardaba en su interior la tierra vallenata eran inmensos potenciales de carbón.
Los años pasaron y la explotación que la empresa paisa hacia del mineral no era la más rentable.
Pero en 1986 el señor Drummond, un próspero empresario carbonífero de los Estados Unidos, decidió extender su potencial industrial más allá de las fronteras y comenzó contactos para hacerse a una buena zona en el Cesar donde pudiera desarrollar un proyecto de gran minería.
Con la ayuda del expresidente de la Andi, Fabio Echeverry Correa, la empresa extranjera compró los derechos mineros que Simesa y otra empresa tenían en una superficie de más de 10.000 hectáreas que abarcaba los municipios de Chiriguaná, El Paso y La Jagua de Ibirico.
Echeverry se asesoró del abogado Augusto Jiménez, quien con el paso de los años se convertiría en el presidente de Drummond en Colombia.
Hoy, Jiménez domina como experto el tema carbonero y con un juego de palabras indica que su futuro es negro .
En realidad se trata de un lugar común que se aplicará a más de 15.000 familias de la región que se verán beneficiadas con la explotación de la Loma, a través de los empleos directos o indirectos que se generarán.
Una era de progreso
El carbón ha comenzado a ser el gran polo de desarrollo no sólo para los tres municipios vallenatos que recibirán jugosas regalías (la próxima semana contarán con un anticipo de 6 millones de dólares) sino la tabla de salvación para el sistema ferroviario del país.
Y lo es en este último aspecto porque la Drummond necesita un corredor férreo en buenas condiciones para transportar eficiente y cumplidamente el carbón hasta el puerto de Ciénaga (en Magdalena) por donde será exportado.
Por eso, el pasado jueves la empresa estatal Ferrovías y el consorcio colombo español Conciviles-Odebrecht firmaron el acta de iniciación de las obras que permitirán reconstruir la deteriorada vía férrea durante los próximos 18 meses.
Desde hace un mes cuando comenzó la producción de la mina, el carbón de La Loma se ha movilizado en camiones, pero dentro de un mes comenzarán a operar los primeros trenes de 40 vagones cargados del mineral.
Por el uso de la vía, Drummond pagará a Ferrovías 4 dólares por tonelada movilizada, lo cual reportará ingresos considerables para que la compañía estatal invierta en la rehabilitación de otras líneas férreas.
Como el contrato de transporte de carbón va hasta el año 2019, se calcula que en total Ferrovías captará más de 1.000 millones de dólares.
Para finales de este siglo, las expectativas son las de producir y exportar más de 13 millones de toneladas al año. Ello se logrará con seis trenes de 120 vagones pasando cada día.
Para muchos, más allá de un gran proyecto minero, es un reto económico y social pues la mina de La Loma y el corredor férreo tendrán un impacto directo sobre más de 40 municipios de los departamentos de Cesar y Magdalena, en una zona de reconocida influencia guerrillera.
Una región, donde el paso del tren es saludado con banderas, vivas como un augurio de que los mejores días están por llegar.
A las ligas mayores
El proyecto carbonífero de la Loma, en Cesar, es el segundo más grande de Colombia, después de El Cerrejón, en La Guajira.
El proyecto, hoy por hoy el más grande del sector minero en el mundo, fue desarrollado por la multinacional norteamericana Drummond, compañía que ha invertido 1.000 millones de dólares para explotarlo durante los próximos 24 años.
Este año, de la mina se extraerán y exportarán tres millones de toneladas y el primer gran embarque del mineral al exterior se realizará en dos semanas por el puerto de Ciénaga (Magdalena).
Este terminal marítimo es completamente nuevo y en él se han invertido más de 180 millones de dólares.
Para evitar cualquier posibilidad de contaminación con el polvillo del carbón, la Drummond ha previsto la movilización hacia los buques a través de un sistema compuesto por una banda transportadora herméticamente cerrada.
Actualmente, el puerto tiene capacidad para almacenar seis millones de toneladas.
Sin embargo, en los próximos años se irá aumentando su capacidad hasta llegar a 14 millones de toneladas.
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