Miembros del grupo armado trataban de esclarecer dos versiones sobre la muerte de Alonso Grajales, como era conocido el comandante del Bateman Cayón.
Según fuentes militares, el líder guerrillero habría resultado herido el pasado 20 de marzo en Cajamarca (Tolima), presuntamente en combate con organismos de seguridad que intentaban recuperar un vehículo hurtado y posteriormente murió en el Valle del Cauca.
Ayer, voceros del grupo insurgente desvirtuaron esa información e indicaron que la muerte de Alonso se produjo en un accidente automovilístico ocurrido en el departamento del Quindío.
Según los subversivos, la gravedad de las heridas obligó al traslado del jefe guerrillero hasta Cali para atención médica, y falleció el pasado sábado.
Ante las dificultades en darle sepultura con los honores que merece como comandante del Jaime Bateman Cayón debido a los combates que se registran en la zona de distensión, el cadáver fue trasladado a Medellín para que su familia le dé sepultura dijo uno de los voceros del movimiento.
De unos 30 años, Alonso estuvo al frente del movimiento insurgente, que fue conocido como una disidencia del M-19, hasta desarrollar su propia estructura con unos 300 hombres en cuatro frentes y con una ideología que expertos políticos asemejan a la del mejicano Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN).
Según se indicó, el comando será asumido por Rommel , hasta la semana pasada el segundo en la cúpula de mando del Jaime Bateman Cayón.
La situación más grave para la continuidad del diálogos de paz tiene relación con los combates que desde el viernes en la tarde se presentan entre miembros de la Tercera Brigada del Ejército y del sexto frente de las Farc en la zona de distensión en área rural del Miranda, en el norte del Cauca, creada para facilitar los acercamientos entre el Gobierno y la guerrilla del Bateman.
Logramos un acuerdo el sábado en la noche para que se respeten la zona de distensión con el fin de dar sepultura al comandante Alonso . Ese acuerdo no se cumplió y esperamos una reunión para replantear los términos de los diálogos. El grupo Jaime Bateman Cayón ha cumplido los pactos y esperamos que las otras partes también cumplan dijo Alexandra, de la cúpula del grupo insurgente.
Monseñor Héctor Gutiérrez Pabón y el politólogo Libardo Orejuela, miembros de la Comisión Facilitadora de los Diálogos expresaron ayer su temor por la suerte incierta de las conversaciones con el Bateman Cayón.
Los miembros del grupo debieron enmontarse o refugiarse en la zona montañosa, con el fin de evitar combates y que no peligrara el proceso de paz. Se teme por la suerte de la población civil, que pueda ser utilizada como escudo humano o como objetivo de guerra anotó Orejuela.
Ante la persecución del Ejército, unos 200 hombres de las Farc habrían buscado refugio en la zona de distensión.
La situación se complicó con el surgimiento en los últimos días de grupos paramilitares, opuestos a los diálogos con la guerrilla y que estarían amenazando a la población.
Anoche se realizaban conversaciones entre los comandantes del grupo guerrillero y los negociadores Daniel García-Peña y Rubén Sánchez David, comisionado de paz del Gobierno Nacional, para tratar de definir la continuidad de los diálogos.