En segundo momento, significa, renovar las estrategias pedagógicas para responder a las necesidades de los educandos y de su medio a la luz de la nueva legislación educativa; adquirir nuevo empuje apoyados en la Constitución Política del 91 y en la Ley General de Educación; finalmente creer en el cambio de las nuevas generaciones y en su compromiso con la historia y la sociedad que integran ; confiar en el amor providente de Dios que permanece a nuestro lado y, continuar la obra empezada con entusiasmo y alegría para responder a los retos que plantea el presente.
Por lo tanto, el colegio Alfonso López Pumarejo tiene un gran desafío que asume con responsabilidad: educar en un ambiente que hoy todo lo relativiza, a un joven cuyo estado de vida está centrado en el presente, en lo momentáneo, en lo cotidiano, a una generación sociológica e individualista; educar con énfasis en la calidad, la efectividad y los resultados, con una nueva relación entre educación, capacitación y empresa, para la convivencia democrática y la formación ciudadana.
Este último reto implica, de hecho, asumir el conflicto como fundamento de la vida social, vivir en la complejidad, entendida como diversidad que enriquece; incorporar la incertidumbre a la comprensión de las relaciones humanas, culturales y cambios sociales; y, hacer posibles la vida y la felicidad públicamente compartida.
Esta institución se ha fijado una política seria y comprometida: Construir una escuela con calidad, donde haya espacio físico, digno, agradable, respetable y amigable, maestros con visión común y sentido de misión trabajen con profesionalismo, familias y comunidades que se responsabilicen de la educación de sus hijos, egresados solidarios, activos gestores del bien común y de la convivencia pacífica, alumnos que se enriquecen mediante la autonomía curricular y la integración con el gobierno escolar responsable.