Solo hasta finalizar marzo pasado, se conocieron los resultados del comportamiento de la industria manufacturera a diciembre del 95 y la semana anterior se supieron los datos sobre la balanza comercial en el primer mes del año.
Y hay más casos: nadie sabe con alguna confiabilidad significativa lo que está pasando en el sector agropecuario y los resultados de las ventas del comercio al por menor al igual que las de la construcción de vivienda no están disponibles sino hasta fines del año anterior.
La desinformación es total...o casi total, en lo que a evolución de la actividad económica sectorial se refiere. A esta altura del año, nadie sabe a ciencia cierta que está pasando con la industria grande y pequeña, ni con el agro y la ganadería, ni con el comercio, ni con la edificación.
La carencia de datos da para todo. Para que el gobierno siga sosteniendo que habrá un gran crecimiento de la economía en este año y que la descertificación de EE.UU. no tendrá ningún impacto. Optimismo total. Y la verdad, nadie tiene datos para controvertirlo, lo que es un argumento oficial para descalificar a sus críticos.
Pero también para que otros piensen cosas pesimistas, como que la economía crecerá por debajo del cuatro por ciento o del tres por ciento. Y que la descertificación tendrá un devastador impacto sobre la economía del país, por la vía de la inversión.
Para evitar que los rezagos en la disponibilidad de la información compliquen más de la cuenta los problemas, en todo el mundo se usan indicadores con estadísticas actualizadas y con la capacidad para decir cómo va la producción, si no para anticiparla , estima Javier Fernández Riva, presidente de ANIF. Y en Colombia eso no ocurre.
Pero mientras los indicadores productivos brillan por su ausencia, no se puede decir lo mismo de los datos macro que manejan entidades como el Banco de la República. Y estos datos están en tensión: tasas de interés por las nubes, tasa de devaluación por encima de las previsiones, cartera financiera deprimida, creciente monto de reservas internacionales usados para atajar una crisis mayor y deudas de difícil cobro en ascenso.
En efecto: los bancos están prestando a tasas superiores al 50 por ciento efectivo anual lo cual está golpeando a las actividades productivas, el ajuste proyectado de la devaluación se coloca más allá del 20 por ciento, la demanda de crédito está por debajo del 33 por ciento, el Banco de la República se ha gastado este año más de 300 millones de dólares para defender el peso y hay casos en los que la cartera morosa se arrima al 7 por ciento.
Algunos argumentan que siempre se ha dado un retraso en las estadísticas claves del sector privado, distintas a la inflación y el desempleo. Empero, la demora de ahora angustia: hay muchos elementos -incluso políticos- para creer que las cosas no van bien, pero nadie lo puede probar porque no hay cifras. Y así el daño puede ser mayor.
La salida digna Con los datos agregados que preocupan, la intuición hace creer que la actividad productiva si está sintiendo el impacto de la debilidad producto del ciclo económico agravada por la incertidumbre que sobre los negocios y los nuevos proyectos está generando la crisis política que vive el país como consecuencia de la entrada de recursos ilícitos a la campaña del presidente Samper.
Así lo han hecho saber empresarios y gremios. Pero sin mayores datos que los soporten. Por eso, sus afirmaciones son algunas veces creíbles, pero otras no, en función del apasionamiento político: quienes creen que la crisis de gobernabilidad está causando daño, están del lado de la recesión y quienes están al lado del gobierno opinan que a la economía no le está pasando nada.
El sector privado se ha ingeniado una salida para tener una idea de lo que está pasando: las encuestas de opinión, cada día en número mayor. Pero la verdad es que solo reflejan la opinión de los empresarios y no los resultados concretos.
La mayor cantidad de encuestas empresariales que se realizan en Colombia tienen una gran dosis de subjetividad y mucho olfato. No quiere decir que no sean importantes y no se deban tener en cuenta. Pero no puede ser el único elemento para saber lo que está pasando. Esas opiniones hay que confrontarlas rápidamente con la realidad , sostiene un experto en el tema estadístico que realiza uno de esos trabajos.
El mismo sector privado está preocupado con la precariedad de la información para determinar con relativa exactitud lo que está pasando con los negocios, más en un momento como el actual en el que los eventos cambian rápidamente como consecuencia de fenómenos extraeconómicos.
Las encuestas se están volviendo las cifras y eso no está bien , estima el coordinador del Consejo Gremial Alfredo Fuentes, aunque advierte que la desaceleración de la economía se está sintiendo cada vez en forma más evidente. De todas formas, desde que la Andi realiza su encuesta empresarial (1991) no se notaba una caída de la producción industrial como la dada en enero de este año.
Y en esto concuerda también Anif: Son demasiados los sectores importantes donde las encuestas, los pronunciamientos de empresarios y gremios y las circunstancias concretas que han rodeado la producción sugieren que está cayó o en el mejor de los casos se arrastró en el primer trimestre: café, industria manufacturera, construcción de vivienda, comercio al por menor, finanzas, transporte por carretera, hotelería .
Encuestitis Gremios e instituciones de investigación realizan periódicamente encuestas para conocer la opinión de los empresarios y evaluar las situación.
La Andi, por ejemplo, realiza mensualmente su encuesta de opinión industrial conjunta con Acopi, Acoplásticos, Andigraf, el ICPC y Fedemetal. La encuesta pregunta por el comportamiento de las ventas, producción, situación general de las empresas, principales problemas y expectativas.
Fedesarrollo tiene tres tipos de encuestas: de industria, comercio y construcción. Las dos primeras son mensuales y la última trimestral. En la industria se aplican 750 cuestionarios y mensualmente se obtienen entre 380 y 420 respuestas. Hacen dos tipos de preguntas: las normales del mes, que tienen que ver con los resultados obtenidos en el período anterior y las que indagan sobre expectativas futuras.
Camacol por su parte realiza trimestralmente una encuesta telefónica en sus 8 seccionales con 260 empresarios. Son 15 preguntas sobre desempeño de las ventas, previsiones, proyectos en construcción, comportamiento de las ventas y principales dificultades, entre otros.
Fedemetal, aparte de la encuesta conjunta, elabora por su propia consulta entre 78 empresas del sector. Las preguntas tienen que ver con el crecimiento de la producción, ventas, exportaciones y capacidad instalada, situación y expectativas, inventario de productos terminados, cartera y principales problemas.
La Corporación para la Investigación Socioeconómica y Tecnológica de Colombia, Cinset, realiza una encuesta trimestral para conocer el desempeño de la pequeña y mediana industria. Consulta a 407 empresarios de industrias manufactureras en 10 sectores sobre la situación general de la empresa, las ventas, producción, inventarios, número de trabajadores, cartera, principales problemas y expectativas.
La Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, realiza también su propia encuesta cada año, para conocer la percepción de los empresarios sobre acontecimientos positivos y negativos, así como de los principales temas económicos. Sin embargo, la correspondiente a 1995 no se hizo.
Los problemas Portafolio consultó con expertos en el manejo de encuestas acerca de los principales problemas que tienen estas.
- Ante la cantidad de encuestas, muchos directivos de las empresas delegan la respuesta en funcionarios de bajo rango, quienes no tienen la información completa.
- Para prevenir problemas con entidades financieras en materia crediticia, algunos empresarios han optado por presentar la situación de la compañía mejor de la realidad.
- El apasionamiento político hace que en algunos casos las respuestas se inclinen a favorecer intereses. Los defensores del gobierno responden positivamente en tanto que los críticos lo hacen en forma negativa.
- La opinión empresarial se mueve muy puntualmente en función de los éxitos y los fracasos. Por ejemplo, a un empresario que le vaya bien en la semana que responde la encuesta, puede inclinar su percepción en forma errada o viceversa.
- La cobertura y representatividad de las encuestas no siempre son las mejores. Hay sectores de la economía que se deben estratificar para evitar distorsiones.