Aunque el gobierno y la autoridad monetaria han mantenido hermetismo, los bancos no descartan una reducción de los encajes (parte de los depósitos que se congelan en el Banco de la República), como una alternativa para hacerle frente a la actual coyuntura de altas tasas de interés y escasez de recursos.
Para el sector financiero las condiciones están dadas: el dinero en circulación y en cuentas corrientes está bajo control. El crecimiento es del 20 por ciento anual, muy inferior al aumento del 40 por ciento de un año atrás Por ello esperan una señal de la junta directiva del Banco de la República que les permita disponer de más dinero.
La alternativa ideal sería una baja en los encajes, que están en 41 por ciento para cuentas corrientes, 70 por ciento para los depósitos oficiales y 10 por ciento para las cuentas de ahorro.
La reducción de un punto en las cuentas corrientes le permitiría a los bancos disponer de 38.000 millones de pesos adicionales. El saldo de depósitos en dichas cuentas era, hasta el primero de abril, 3,8 billones de pesos.
El Gobierno ha insistido en que en caso de adoptarse una medida de esta naturaleza no se producirá una caída drástica en los encajes pero sí una disminución gradual, ya que se pretenden eliminar las distorsiones que existen actualmente.
La Asociación Bancaria y de Entidades Financieras (Asobancaria) es partidaria de que los encajes de cuentas corrientes y depósitos oficiales se dejen en el mismo nivel.
Con mayores recursos el sistema financiero no tendría que pelear por los depósitos del público, con lo que de paso dejaría de ejercer una presión al alza en las tasas de interés, que se han convertido en el dolor de cabeza de la economía.
Ojo a las tarjetas Sin embargo, la inquietud es que a mayor liquidez continúe en aumento los créditos que otorgan las entidades financieras y que están en promedio en 45 por ciento.
Por ello una alternativa que no se puede descartar es la intervención en el crédito de consumo, por la vía de mayores controles a la entrega de tarjetas de crédito, o una cuota inicial mayor al 30 por ciento que se cobra actualmente.
El ex ministro de Hacienda, Rudolf Hommes, dijo a este diario que sería partidario de una cuota inicial de hasta el 80 por ciento.
Con ello se lograría controlar el crecimiento de la cartera financiera y lograr que crezca el 35 por ciento este año; evitar que los recursos destinados a inversión se dirijan a otros gastos y controlar el aumento de los créditos vencidos que al finalizar 1994 llegaban a un billón de pesos. De esos recursos 541.000 millones de pesos es cartera vencida de consumo.
Una entidad que podría evitar las distorsiones en el sistema financiero es la Tesorería General de la República. Por ello se estudia la posibilidad que la Tesorería capte recursos directamente de las entidades públicas superavitarias, por los cuales reconocería una rentabilidad similar a la del mercado.
En todo caso, cualquier anuncio en torno a las medidas de liquidez se revelará en los próximos días en la Convención Bancaria que se realizará en Cartagena.
En dicho certamen intervendrá el presidente Ernesto Samper y el ministro de Hacienda, Guillermo Perry Rubio.