Efectivamente, los Sones y montunos, el nuevo trabajo discográfico de la agrupación, rescata los viejos géneros musicales como pachangas y mambos, en compañía de otros conocedores del arte musical como son Wilson Saoko y Chucho Núncira.
El disco es en el fondo un tributo a las viejas generaciones, pero quiere despertar, a su vez, el gusto entre el público juvenil , dijo Estrada.
Sones y montunos, palabra y ritmo que significan lo más sublime de nuestras raíces latinas, contó con los arreglos de Ramiro Chica y Julio Ernesto Estrada Fruko .
Los coros fueron hechos por Robinson Espejo, Eduardo Quesada, Wilson Manyoma, Chucho Núncira y Delfo. Mientras que las trompetas, el saxo y el trombón, corrieron por cuenta de Ramón Benitez.
La agrupación amplió, en esta nueva producción discográfica, arreglos de canciones originales para llevarlas, acompañadas de una minuciosa investigación en los países caribes como Cuba y República Dominicana, con un ritmo nítido y bastante moderno.
El tema que más suena actualmente es el Son de la loma, de Manuel Matamoros, con un ritmo pegajoso y acompañado de la célebre letra: Mamá yo quiero saber De dónde son los cantantes Que los encuentro galantes y los quiero conocer con sus trovas fascinantes que me las quiero aprender (...) El son Ya la agrupación había rescatado otros ritmos como mambos, en 1993 con un disco del mismo título, y Las pachangas, en el 94.
Desde sus comienzos, el son fue un baile popular. Música de negros y de blancos humildes, dirían los entendidos.
Pero pronto entró a otras capas sociales propagándose sin conocer límites por allá en los años diez y veinte.
El ritmo se escuchó por primera vez en 1909 en La Habana, y en 1920 es toda una sensación en los salones de baile, con letras escritas por compositores tan reconocidos como Miguel Matamoros, Ignacio Piñeiro, Nino Saquito y Rafael Ortíz, entre otros.
Los temas hablaban de situaciones políticas, de la vida diaria y, desde luego, de alabanzas hacia Cuba, la isla de la rumba.
Más tarde, Tito Puente, Bobby Cruz y Ricardo Ray, solo por mencionar algunos, le pusieron al son un sabor muy especial gracias, además, a los instrumentos modernos.
Por eso, Fruko, líder de la revolución salsera en Colombia desde los años setenta, rescata el son y lo pone a tono con una época de remembranzas.