Los ministros, digo, aunque no le guste a la oposición. Los conservadores de la fe cristiana.
Y a propósito, me permito recomendarle al presidente Samper que les lea, a quienes aún dudan de él, un aparte del salmo de David, en la Declaración de integridad, que dice: Escudríñame, oh Jehová!, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. Porque tu misericordia está delante de mis ojos. Y ando en tu verdad. No me he sentado con hombres hipócritas. Ni entré con los que andan simuladamente. Aborrecí la reunión de los malignos y con los impíos nunca me senté. Lavaré en inocencia mis manos y así andaré alrededor de tu Altar, oh Jehová! .
Pero sigamos con las preguntas. Acaso ha hecho usted estos días algunas obras de misericordia? Ha asistido siquiera a uno de los actos conmemorativos del Sacrificio de Jesús? Al menos ha estado en su hogar, en armonía, enseñándoles a sus hijos algo de historia sagrada? Muchos, sí, gracias a Dios. Porque hemos visto los templos llenos de gentes orando con un fervor maravilloso, participando de la misa con alegría, con fe, con un entusiasmo contagiante. Sálvalos, Cruz Bendita.
Pero, infortunadamente, otros no. Hay muchos hombres de poca fe, que desde comienzos del año piensan en tener una semana de pasión, pero con su pareja o con una Magdalena, antes de arrepentirse. Porque, infortunadamente, hay personas para las que la Semana Santa es simplemente un largo puente, e irrespetan al Señor Jesús. No con burdos montajes, como se usa hoy en día, para ofender a las personas, sino con hechos. Inconscientes, pecan al ridiculizar las palabras divinas. Hasta se atreven a decirle a su amada: Hoy estarás conmigo en el Paraíso . O algunas que quieren crucificar y ver rendidos a sus pies a muchos engañados por el demonio.
También están aquellos tirados en la playa, o acomodados frente a una piscina, que, creyendo hacer el mejor gracejo, exclaman: Tengo sed . Y otros, en lugar de darles hiel, como a Jesús, les pasan un fino licor. Y existen unos más que llegan tarde, ebrios, a decir: Mujer, he aquí a tu hijo . A todos, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen . Amén, que así sea.