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Miedo, mal consejero financiero

Hace solo un año, los inversionistas hacían alarde de sus ganancias mientras la bolsa de valores ascendía a niveles históricos. Ahora, casi todos en Wall Street y el ciudadano común parecen estremecerse ante el escalofriante revés de suerte que ha llevado a los accionistas a perder 8.300 billones de dólares en los últimos 366 días.

“Hemos dejado de lidiar con problemas de la economía”, destacó James
Paulsen, jefe de estrategia de inversiones de la firma Wells Capital
Management. “Ahora nos enfrentamos al temor. Y eso no lo curan remedios
económicos”, agregó.
De hecho, el presidente George W. Bush, en un discurso ayer, acusó a la
incertidumbre y el miedo de gran parte del colapso financiero mundial, e
insistió en que las autoridades estadounidenses tienen las herramientas
necesarias para enfrentar la crisis.
Sin embargo, eso no ha impedido al Gobierno de Estados Unidos tratar de
hallar un remedio. En una serie de medidas que buscan evitar otra crisis
como la Gran Depresión hace casi 80 años, el Gobierno ya se ha comprometido
a gastar más de 1.000 billones de dólares para rescatar a bancos y otras
instituciones de préstamo afectados por la crisis.
IMÁGENES NEGATIVAS
Pero nada parece dar resultado, lo cual está atemorizando a la gente aún
más, especialmente después de que los líderes estadounidenses se pasaron
casi dos semanas proyectando un sombrío panorama económico a fin de
persuadir al Congreso a que apruebe un paquete de rescate bancario de
700.000 millones de dólares.
“Creo que en este momento se presentan muchas imágenes negativas que la
gente retiene en la memoria, imágenes de la depresión, cuando se veía a
gente vendiendo manzanas”, señaló George Loewenstein, un economista
especializado en comportamiento humano de la Universidad Carnegie Mellon.
“Las imágenes de pérdida son prominentes en la mente de las personas, y
nadie aún ha presentado una imagen de ganancia”, añadió.
Algunos inversionistas, como el ingeniero de sistemas Sandeep Bhanote, se
esfuerzan por no atemorizarse. “El miedo es el sentimiento más peligroso.
Realmente puede dañar al mercado bursátil cuando tal vez no se justifique
tanto temor”, indicó Bhanote.
Cuando comiencen a llegar los estados de cuenta trimestrales de las
pensiones de jubilación 401(k) por correo, será un recordatorio gris de la
carnicería financiera. Pero la situación ha empeorado aún más desde que
concluyó el trimestre en septiembre, con el diario descenso del índice Dow
Jones en lo que va del mes.
Solo en esta semana, el Dow Jones se precipitó un 17 por ciento. El índice
ha caído un 39 por ciento desde que se disparó a 14.164,53 puntos el 9 de
octubre del año pasado.
La caída se traduce en un pérdida teórica de 8.300 billones de dólares con
base a las cifras medidas por el Índice Compuesto Wilshire 5000 de Dow
Jones, que observa las acciones de unas 5.000 empresas estadounidenses y
representa a casi todas las acciones del país.
Existen algunas razones lógicas para que las acciones no tengan el mismo
valor que hace un año. La economía estadounidense, al parecer, comienza una
recesión desde el 2001. Para empeorar las cosas, esta contracción se agrava
cuando los precios de las casas sufren su peor caída desde la Gran Depresión
y los bancos enfrentan su peor crisis desde la debacle de la década del 80 y
principios de los 90, que barrió con miles de bancos de ahorro y préstamo
aseguradas por el Gobierno.
“No solo se trata de psicología”, aclara Meir Statman, un catedrático de
finanzas de la Universidad de Santa Clara, refiriéndose a la ola de ventas
de la bolsa bursátil. “Están sucediendo cosas en el mundo que realmente
atemorizan. Tenemos todo el derecho a sentir miedo”, acotó.
¿OPTIMISMO?
Algunos piensan que las cosas pueden empeorar aún más, pero hay otros que
consideran que el panorama mejorará.
Empresas financieras mutuales como The Vanguard Group, Fidelity Investments
y T. Rowe Price informaron un marcado incremento de llamadas telefónicas
esta semana mientras que muchos inversionistas individuales se apartaron del
mercado y otros pidieron palabras de aliento.
Paulsen considera que el mismo Gobierno ha provocado más alarmas al cambiar
de receta varias veces en las últimas semanas.
Cuando los inversionistas comienzan a actuar movidos solo por la emoción,
existe un gran riesgo de que saboteen sus objetivos financieros, destacó
Stuart Ritter, planificador financiero certificado de la firma T. Rowe
Price.
“El lado opuesto de la exuberancia irracional es el pesimismo irracional, y
ninguno de los dos es bueno para sus objetivos financieros”, destacó
Ritter. AP
Las bolsas mundiales parecen no tener fondo
Los mercados bursátiles se desplomaron ayer, primero en Asia y después en
Europa y América Latina, arrastradas por el desplome de Wall Street en la
apertura que bajó cerca de un 8 por ciento, poco antes de una reunión clave
de los ministros de Finanzas del G7.
Sin embargo, Nueva York se recuperó y terminó la jornada con un descenso de
1,49 por ciento. Entre tanto, las bolsas europeas comenzaron perdiendo más
del 10 por ciento tras la apertura a la baja de Wall Street, pero luego
disminuyeron sus pérdidas. La Bolsa de Francfort, la principal de la zona
euro, perdió 7,01 por ciento. Por su parte, la Bolsa de Londres terminó con
una baja del 8,85 por ciento, París disminuyó 7,73, y Madrid se desplomó en
9,14 por ciento.
Por su parte, la Bolsa de Valores de Sao Paulo suspendió sus operaciones por
30 minutos hacia la una y media de la tarde cuando el Ibovespa cayó más de
10 por ciento. Finalmente terminó la jornada con -3,97, mientras que la
Bolsa Mexicana de Valores, la segunda de la región, lo hizo con 1,99.
Por Asia las cosas no fueron diferentes. Tokio cerró con pérdidas del 9,62
por ciento y Hong Kong cayó 7,2.
“Es el pánico total, no hay otra palabra”, comentaba en Nueva York Gregori
Volokhine, analista de la firma Meeschaert. “Esto es más que pánico”, decía
por su parte, en Tokio, Oh Hyun-Seok, de Samsung Securities.
La crisis se cobró su primera gran víctima en Japón, el grupo de seguros
Yamato Life Insurance, declaró la bancarrota.
La Bolsa de Bombay, que no había sonado por estos días, perdió 7,07 por
ciento al cierre.
9,62
por ciento bajó la el índide Nikkey 225 de Japón, siendo la bolsa que
registró un mayor descenso en la dramática jornada de ayer en la que todas
las bolsas perdieron.
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