Entretanto, tales versiones no pasarán de ser meras aproximaciones a lo que habrá de constituir el verdadero pensamiento del Gobierno acerca de la manera como entiende el problema y su posible solución a través de la ley propuesta.
A estas alturas, bien puede asumirse que cada medio de comunicación social y, en general, cada afortunado tenedor del pretendido proyecto lo es tan solo, como quedó dicho, de una versión ( cuál?) de este, que como tal para nada compromete lo que en definitiva habrá de ser el pensamiento del Gobierno sobre lo que se pretende a través del Congreso y mediante el correspondiente trámite constitucional.
Lo que no puede desconocerse es que, deliberada o inadvertidamente, la matriz del proyecto en curso se filtró , de una manera un tanto selectiva, abriendo el camino, por una parte al conocimiento de la opinión pública y, por otra, creando el escenario propicio para que quienes sabia y honestamente tengan mejores opiniones las expresen; pero también el del lobby donde las barracudas, voraces, concurrirán para ver de preservar, si no de mejorar, sus privilegios.
En cualquier caso, el tema debe examinarse a la luz de las pretensiones fundamentales del Gobierno en la materia: eliminar, hasta donde la imaginación y la voluntad política alcancen, las inequidades que el sistema conserva y que la misma prolijidad del articulado, hasta ahora conocido, revelan; intentar extinguir, hasta donde todas las posibilidades lo permitan y como expresión cumbre que es de la inequidad, la llama de la evasión, que como ningún otro fenómeno, corroe el sistema tributario y altera severamente la libre competencia en el mercado.
Tras la corrección de las inequidades, lo cual constituye en sí mismo un fin que se propone el Gobierno, pero también a partir de ello lo cual hace entonces de dicha rectificación un medio se busca arbitrar mayores recursos fiscales: los precios para financiar complementariamente el Plan Social del Gobierno.
La reforma tributaria, pues, como en general ninguna reforma, puede verse bajo la óptica simple e individualista de quien mira tan sólo aquello que particularmente lo afecta: es preciso examinarla en la dimensión total de los más altos intereses generales.