Hasta ayer habían exhumado cuatro cuerpos del cementerio veredal de Las Liscas, un caserío a 20 minutos de Ocaña, en la vía a Cúcuta.
En medio de la polémica que generó el caso, por el poco tiempo transcurrido entre la desaparición y la muerte de los jóvenes, llegó a Ocaña el general Orlando Quiroga, inspector del Ejército, para investigar lo ocurrido.
El general José Joaquín Cortés, comandante de la Segunda División, apoyó a sus hombres y dijo que no hay falsos positivos.
Por su parte, familiares de los jóvenes muertos insisten en que no pertenecían a grupos armados. Padres de los jóvenes reportados como desaparecidos seguían llegando a Ocaña para reclamar los cuerpos de sus hijos.
Wilfredo Cañizares, director de la ONG Fundación Progresar, pidió que la investigación la asuma la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía. Según él, en el Catatumbo hay más de 30 quejas contra el Ejército por igual número de muertes fuera de combate.
Precisamente ayer se denunció que otro joven, Cristian Novoa Vega, de 22 años, desapareció en Bucaramanga el 25 de agosto y dos días después apareció muerto en supuestos choques con el Ejército en Norte de Santander