Desde el 28 de marzo pasado, las negociaciones eran dificultadas por las diferencias entre los países industrializados y los países en desarrollo en cuanto a la responsabilidad de cada cual en la reducción de las emisiones después del año 2000.
Ecologistas españoles calificaron la reunión de un fracaso histórico y acusaron a los países más ricos del planeta de negarse a asumir compromisos efectivos para disminuir las emisiones de dióxido de carbono.
Alrededor de 130 países adoptaron ayer un nuevo acuerdo para estabilizar el clima mundial, pero las cifras concretas de esa reducción y los plazos en que deben cumplirse, no se fijarán antes de 1997, año en que tendrá lugar la cumbre de seguimiento en Tokio.
El documento establece un proceso de negociación de dos años para elaborar las políticas y medidas necesarias y establecer, en Tokio, límites cuantificados y objetivos de reducción dentro de plazos específicos para los gases responsables del efecto invernadero .
La Conferencia sobre el Clima cobró ímpetu solamente cuando los negociadores se pusieron de acuerdo en un tema central de la lucha contra el recalentamiento global: el llamado joint implementation , es decir, la transferencia de tecnología de los países industrializados al mundo en desarrollo para cooperar en pos de una reducción mundial del dióxido de carbono.
Para el Tercer Mundo y, sobre todo, para los países de la Europa Oriental, ese régimen de joint implementation , que se quiere poner en práctica después de Berlín, por un plazo aun no determinado, constituye un primer camino.