Yo no quiero desanimarte en una forma total pero tu tienes que tener en cuenta que es muy difícil, por no decir casi imposible, luchar políticamente con un Presidente que bordea casi el 60 por ciento de aceptación popular, que está en el poder y que ha superado los dos grandes problemas: inflación y terrorismo , le respondió Morales Bermúdez.
Pérez de Cuéllar lo escuchó. En agosto inició un recorrido por el Perú desde el departamento de Puno que denominó Escuchando al Perú y en septiembre lanzó su candidatura con el movimiento Unión por el Perú (UPP) y el eslogan me comprometo a parar el hambre y el desempleo .
En estos siete meses de campaña, la UPP se está configurando como un movimiento de centro donde convergen la derecha y la izquierda que en un futuro se podría cristalizar en una organización social demócrata. Su formula es vista por los analistas como la renovación política del país pero, para esta ocasión, son pocas las posibilidades de triunfo.
Según las últimas encuestas publicadas, Pérez de Cuéllar tiene cerca de un 21 por ciento de aceptación. Alberto Fujimori, actual mandatario, lo supera ampliamente con un favoritismo que oscila entre el 45 y el 58 por ciento.
Sus puntos flacos Pérez de Cuéllar nació hace 75 años, en la calle Ascarilla de Lima donde hoy funciona el local de la Fiscalización Nacional. Según las encuestas, su edad y un problema de hemiplejia que lo limita para comunicarse, son puntos débiles para la población. Pero en materia de campaña no ha tenido una buena estrategia que en realidad lo haga ver como el verdadero candidato opositor.
Además, el hecho de haber vivido tanto tiempo fuera del Perú inició su carrera diplomática en 1945 en la cancillería de Lima y la culminó en 1992 como Secretario de las Naciones Unidas ha sido una mala carta porque para sus críticos, Pérez de Cuellar no conoce el país.
Pese a esto, su plan de gobierno se orienta básicamente hacia la lucha contra el desempleo y el hambre cuyos niveles son muy altos (desempleo 11.4 por ciento y subempleo 81.4) y que representan el costo social del actual Gobierno. El precio de la estabilización ha sido excesivo pero ya fue pagado por los peruanos, sobre todo por los más pobres, sobre todo los nuevos pobres surgidos de la recesión , dijo en una declaración. Se habla de 12 millones de pobres y siete millones en extrema pobreza del total de 24 millones de habitantes que tiene el país.
Es un convencido de que el Perú necesita crear más empleos y para ello es necesario exportar más y hacer crecer el mercado interno mediante el trabajo mejor remunerado que se sustente en mayor producción. Durante sus cinco años de Gobierno la meta sería lograr dos millones de nuevos empleos.