Le comentó a la especialista su deseo de poner a dieta a la niña y, como primera medida, optó por limitar su lonchera a frutas y queso.
Los trastornos alimentarios, como anorexia y bulimia, suelen comenzar con dieta. Cada vez es más común la presencia de anorexia prepuberal; es decir, infantes que desde los 7 años presentan trastornos de la conducta alimentaria, afirma Gempeler.
Cómo educar Los padres juegan un papel clave en la prevención de estas conductas alimentarias inapropiadas en sus hijos desde edad temprana.
Buenos hábitos alimentarios: los pequeños deben comer todo tipo de alimentos, en porciones moderadas según la edad, a horas fijas.
Aunque existe una época en la cual son selectivos con la comida, esto no debe volverse un problema, pues la ansiedad de los padres podría generar conductas negativas en los infantes que, en el futuro, se conviertan en un trastorno alimentario, afirma Camila Pombo, sicóloga con entrenamiento en trastornos de alimentación.
Autoestima: desde bebés se les debe cargar, arrullar, jugar y acariciar.
Aprenden a percibir sensaciones agradables por medio de su cuerpo y se les dice lo valiosos que son.
Valorarlos: cuando el niño tiene claro su valor como persona y las cualidades que lo hacen ser único, se siente importante por lo que es y no por la forma de su cuerpo. Es clave exaltar sus habilidades.
Prudencia: si alguno de los padres es obsesivo con su cuerpo y restringe su alimentación, es probable que el niño haga lo mismo. Las mamás muchas veces se obsesionan con su propia figura. Si todos los días se miran al espejo y dicen estoy gorda, el pequeño aprende que estar gordo es malo, dice Camila Pombo.
Familia unida: si sus miembros son disfuncionales, generan en el infante una sensación de impotencia, pues no hay nada que pueda hacer para que su hogar funcione y busca controlar algo y la comida y el cuerpo son elementos de control, afirma Gempeler. Un niño puede dejar de comer para manipular a sus padres.
Demostrar afecto: la presencia, la disponibilidad, el cariño, el respeto y el cuidado hacia los hijos los hacen sentir importantes e interesantes para sus padres.
Autonomía: darles seguridad e independencia.
Diálogo: hay que conversar con ellos y preguntarles qué piensan y cómo se sienten sobre ciertas cosas. Se deben corregir a tiempo patrones de pensamiento creados a partir de la información de los medios de comunicación