Mientras que en el 2004 se habían contabilizado 1.978 hectáreas donde se desarrollaron proyectos urbanísticos violando todas las normas, esa cifra subió en enero pasado a 3.033, es decir, un incremento del 53 por ciento.
El contralor Miguel Ángel Moralesrussi, quien ayer le envió un pronunciamiento sobre el tema al alcalde de Bogotá Samuel Moreno, dijo que cerca de 1.000 hectáreas de ese total se ubican en los cerros orientales, el principal pulmón de la ciudad.
Allí, en los últimos años la Alcaldía ha librado una batalla para que los constructores no levanten edificios en zonas verdes.
Este hecho llevó ayer a la Contraloría a declarar la alerta permanente en las principales zonas ecológicas de Bogotá por las construcciones.
Por localidades, las zonas más afectadas por la construcción pirata son Usaquén, Suba, Ciudad Bolívar y Usme.
Las autoridades dijo Moralesrussi han sido permisivas al crecimiento ilegal de la ciudad entre otras razones porque se ve como un aspecto social difícil de controlar.
Lo anterior demuestra que el seguimiento y control por parte de las autoridades es deficiente, pero más preocupante aún es, evidenciar que el comportamiento por parte de los urbanizadores piratas sea el de desarrollar las áreas periféricas de la ciudad y la administración sea inerme ante este flagelo, puntualizó ayer el Contralor Moralesrussi