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TORRE Kennedy: ¿cáncer interesa más que política?

Entre las cosas que han generado sorpresa en esta época de convenciones políticas partidistas en Estados Unidos ha sido la presencia del senador Edward Kennedy (de 76 años). Pocos pensaron que asistiera a los recientes actos políticos, pues, por razones de salud, se trata de una figura casi desaparecida del escenario parlamentario. No obstante, justamente hizo una aparición dramática y conmovedora en la reunión del Partido Demócrata el lunes 25 de agosto, en Denver (Colorado).

D’ARTAGNAN
Ya se sabe de los patéticos dramas que ha sufrido en carne propia esta
familia, empezando por el asesinato del presidente John F. Kennedy, al igual
que el homicidio de su hermano Bobby, y enfermedades y muertes de varios
miembros de siguientes generaciones.
Aun cuando Ted ha sufrido personalmente otros episodios penosos, como el
accidente de tránsito en el que murió ahogada Mary Jo Kopechne, nada de esto
lo ha enterrado en la memoria de sus compatriotas, quienes –por el
contrario– siguen manteniendo sus simpatías hacia una estirpe cargada de
historia desde mediados del siglo 20 y todavía hoy en pleno siglo 21.
Además, la familia Kennedy ha sabido defender los valores del liberalismo y
de la democracia en un país imperial e imperialista, en el que las fronteras
partidistas están bastante demarcadas, aunque concuerden sobre eso que
Álvaro Gómez denominaba “acuerdo sobre lo fundamental”; aun así en ese país
no existe esa identidad generalizada que prevalece en otras democracias,
donde las similitudes de las colectividades políticas son cada vez más
mayores.
Simultáneamente con la noticia del tumor cerebral que acosó a Ted Kennedy,
recientemente han surgido noticias indirectamente relacionadas con el tema.
El protocolo tradicional de cirugía, quimioterapia y radioterapia se
complementa cada día con innovaciones tanto quirúrgicas como medicinales. EL
TIEMPO publicó recientemente el triunfo del láser contra tumores en el
cerebro, éxito que los franceses logran por primera vez al destruir
metástasis tumorales en el complejo órgano. Esta cirugía, como otras
estereotácticas ya existentes, permite una experiencia ambulatoria para el
paciente, y se practica sin necesidad de anestesia general.
En ocasiones anteriores resalté el libro de David Servan-Schreiber
Anticáncer, que curiosamente ha tenido un exitoso proceso de ventas como
hasta hace poco no se registraba a nivel periodístico ni bibliográfico. El
libro se enfoca en recomendar la alimentación para evitar el desarrollo del
cáncer y su prevención, y describe además la historia política contemporánea
y su influencia en el desarrollo de la salud.
Volviendo al discurso que presentó Ted Kennedy en la Convención Demócrata,
hizo énfasis en lo que él llama una “nueva esperanza”, obviamente para el
público al hacer referencia a su realidad personal inmediata, pero que
enfocó en insistir, como siempre lo hace, en crear un sistema de salud
público para todos los ciudadanos de su país, un servicio “decente y de
calidad como un derecho fundamental y no como un privilegio”.
Hay que recordar que el primero en apoyar abierta y públicamente la
candidatura de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos fue Kennedy,
que vio en él todas las características que considera esenciales para llevar
al país hacia la renovación y la esperanza. Difícil de creer que la nación
más desarrollada del planeta no tenga un servicio de salud pública para su
gente, cuando tantos otros sí lo han logrado y desde hace mucho tiempo.
Antes que las revelaciones médicas –que son seductoras para muchos pero no
necesariamente apasionantes para todos, a pesar de vivir hoy un constante,
febril e incontenible desarrollo–, los políticos siguen siendo protagonistas
y mensajeros de las novedades científicas. En conclusión, pese a las
enfermedades que los aquejan, como el cáncer, no han logrado sepultar el
protagonismo mediático de los dirigentes aun cuando lleven el apellido
Kennedy.
EMIMEN
D’ARTAGNAN
icono el tiempo

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