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Las Nieves, el barrio panadero de Bogotá

El olor matinal salido de las panaderías despierta a los vecinos del barrio Las Nieves y anuncia que el pan nuestro de cada día ya está en la mesa familiar con su alegre oficio convocatorio.

Los hornos no han parado de asar los deliciosos amasijos, desde que en 1542
la española Elvira de Gutiérrez preparó el primer pan de trigo en Santafé de
Bogotá.
La tradición continúa intacta. Panaderías como El Cometa son un referente
para cientos de bogotanos que a primeras horas de la mañana llegan en busca
de compañía para la humeante taza de café o para el tradicional chocolate
santafereño.
Un polaco la fundó en 1946. El negocio era un pequeño local de la calle 22
con 8a. El nombre del extranjero es todo un misterio. Solo se sabe que
dormía con su familia al calor de los hornos importados y que fue el primero
en hacer un pan tipo trenza en el país.
La historia de El Cometa la continuó la familia Katz. Llegaron en 1953 y no
dudaron en comprar la panadería, pese a que no tenían conocimientos sobre el
tema.
Tania Katz es la representante actual de esta noble tradición. Estudió piano
y acordeón en Viena. Sus habilidades manuales le sirvieron para manejar con
maestría la vieja registradora NCR de manivela que hoy en día se niega a
dormir en el cuarto de San Alejo para siempre.
En diciembre es tradicional el pan de uvas, vino y queso crema. La gente
hace largas filas para llevarse uno. Cuestan 20 mil pesos y los entregan aún
calientes y envueltos en una bolsa de papel.
Los viernes el turno es para la colonia judía. Llegan con el encargo de
comprar un pan trenza aliñado que sirve para adornar la mesa a la hora del
shabat.
John, un habitante de la calle que tiene el pecho hinchado por alguna
extraña enfermedad, es visitante diario de El Cometa. Se para en la entrada
a la espera de un mendrugo de pan. Para caminar se apoya en un pedazo de
palo que le llega a la cintura. Prefiere el centeno que el francés. “Detesto
las migajas” confiesa.
¡Oh ‘gloria’ inmarcesible!
Las Nieves no ha perdido su personalidad de barrio panadero y pastelero por
excelencia, pese a que sus calles han sido invadidas en los últimos años por
restaurantes chinos de medio pelo, almacenes de eléctricos y uno que otro
concesionario de celulares.
Dentro del nuevo paisaje, un local se destaca. En Doña Panchita, ubicado en
la esquina de la carrera 9a. con calle 21, todavía sus fieles clientes
sostienen un pastel gloria con las dos manos a la espera de que el bocadillo
se enfríe para darle el primer mordisco.
El piso del local es de tableta de color verde con amarillo. Los techos,
altos y con cornisas. El dueño, barrigón y casi calvo.
Se llama Leonardo Morales. Vive orgulloso de los pasteles gloria que a las
nueve de la mañana salen del horno. “Son los originales. Llevan bocadillo y
cidra”, explica.
Cuenta que Francisco Mejía y su esposa Lucía fundaron el negocio hace más de
40 años. Leonardo aprendió a preparar los pasteles cuando era muy joven. “Vi
como los hacían y me fui al horno de mi casa a probar suerte. Así empecé y
ya llevo 35 años con el negocio”.
El vendedor de seguros Aristides Hernández es un fiel consumidor de los
pasteles. “Usted me ve aquí todas las tardes sagradamente. Pese a los años,
guardan el sabor de toda la vida”.
En la carrera 8a. con calle 20 la pastelería Belalcázar sigue con las
puertas abiertas, y eso que para entrar se debe empujar una puerta de vidrio
que tiene pegado un letrero que dice: ‘Bienvenidos’.
En 1942 una familia alemana la fundó y desde aquella época se prepara el
ponque ideal que muchas parejas de novios prefieren para su matrimonio. Las
tortas de queso y las galletas celofán con trufas son delicias que
permanecen.
El caso del salón de onces Florida, que también hace parte del circuito
panadero de Las Nieves, es la historia de uno de los pocos sitios donde la
clientela se toma un chocolate, a las 11 de la mañana, acompañado con una
generosa porción de queso y un pan francés que ocupa todo el plato. Antes de
terminar la dosis, una señorita deja sobre la mesa un tiquete blanco con la
cuenta por pagar. Así se mueve y se ha movido el negocio desde los tiempos
de su fundador José Glanes.
5 las panaderías y pastelerías que funcionan entre las calles 20 y 23 con
carreras 8a. y 9a. Se estima que en Bogotá existen 25 mil, según cálculos
de Fenalco- Presidencia.
‘ ‘ Usted me ve aquí todas las tardes sagradamente. Pese a los años, guardan el
sabor de toda la vida”. Aristides, admirador de los
pasteles gloria de un local del centro.
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