Los efectivos militares, respaldados por blindados y armas de alto poder de fuego, retuvieron aparentemente sin enfrentamientos de envergadura las poblaciones que bordean la Selva Lacandona, en su mayoría convertidas en verdaderos pueblos fantasmas desde que llegó el ejército.
Los militares se encuentran ya en Guadalupe Tepeyac y San Miguel, poblados que fueron centros comando del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) desde enero de 1994, cuando comenzó la rebelión indígena en el sureño estado mexicano de Chiapas.
El jefe de las tropas elite que tomaron Guadalupe Tepeyac, el general Ramón Arrieta, se mostró sorprendido por la actitud que adoptaron los empobrecidos campesinos, quienes en su mayoría huyeron con los zapatistas hacia el corazón de la selva.
Les manifesté (a los pobladores) que traíamos la ley, el imperio de la constitución, que estábamos dispuestos a brindarles la ayuda material y moral que necesitaban , dijo el militar a un grupo de periodistas.
Les ofrecimos despensa, ayuda, atención médica, traíamos máquinas para hacer algunos trabajos de reparación y no lo aceptaron. La gente abandonó inmediatamente la población , agregó.
Por otro lado, una casa propiedad del gobernador en rebeldía del sureño estado mexicano de Chiapas, Amado Avendaño, fue allanada por supuesto agentes judiciales , que rompieron puertas y sustrajeron los originales de los comunicados del subcomandante guerrillero Marcos, que fueron entregados a Avendaño en su calidad de editor del diario local El Tiempo.
Avendaño fue candidato a la gobernatura en Chiapas en agosto pasado, en unos comicios que ganó el candidato oficial Eduardo Robledo.
Avendaño se declaró gobernador en rebeldía y en varias ocasiones se ha entrevistado con el jefe de la guerrilla zapatista, el subcomandante Marcos, quien le ha brindado apoyo político en su lucha.