Sugiero que el viernes 26 de abril del corriente año, en señal de duelo por los treinta y un soldados sacrificados el pasado martes en Nariño, en todos los hogares, fábricas, oficinas, en todo inmueble habitado del territorio nacional, se ice la bandera nacional a media asta; así mismo a las doce del día las campanas de todos los templos parroquiales, iglesias y capillas deben repicar, doblando, recordando a los soldados sacrificados; pañuelos blancos deben batirse en su honor y pidiendo la paz. Finalmente una asociación privada, por ejemplo la Andi, Camacol, Fenalco, a través de su sede en Pasto, debe hacer un seguimiento sobre el estado de las familias de los sacrificados para establecer la necesidad de un aporte de la comunidad a ellas. Esto sería una bella y práctica oración.